ARQUEOLOGIA E HISTORIA DE ISRAEL y MEDIO ORIENTE ANTIGUO




YOM HATZMAUT 5776

"Sión, ¿no has de preguntar por la paz de tus cautivos, los que buscan tu paz,  el resto de tus elegidos? Del Oeste y del este, del septentrión y del mediodía, la salutación recibe del que está cercano y del alejado..."[1]
Desde el fondo del alma brota el amor por la tierra de Israel. Sión ocupa el lugar central en el corazón de los judíos y el Sionismo, que no es otra cosa que 'el retorno a Sión', "constituye el fenómeno más fundamental y profundo en la vida judía, cuyas raíces pueden encontrarse en dos temas que acompañan permanentemente la historia judía".
"El primero de ellos es la angustia judía, que más que ningún otro argumento representa la prueba de la existencia del pueblo judío en el sentido de 'sufro, luego existo'. El segundo es la atracción ejercida sobre los judíos por la Tierra de Israel, por el Hogar Nacional judío, expresión ésta que vino a caracterizar en tiempos más actuales el lazo histórico-espiritual entre la Tierra y el pueblo de Yisrael, lazo que tal ve no tenga paralelo en toda la historia de la humanidad"[2].
"Mi corazón está en Oriente mientras yo reside en extremo Occidente ¡Qué alegría me daría poder errar por aquellos lugares donde se descubrió Dios a tus profetas y mensajeros!¡Oh, quien me hiciera  alas  y poder volar allá lejos!. Me llevaría y dejaría allí mi despedazado corazón entre las quebradas peñas de Betar! Me echaría cara abajo sobre tu tierra y me gozaría en tus piedras y besaría tu polvo...![3]
Henchido de amor es el canto de esperanza por la redención de Israel, por la vuelta a la tierra. Y es que, "después que el pueblo de Israel fuera expulsado de la tierra que le fuera destinada, continuó existiendo por espacio de casi dos mil años gracias a la fe en su reasentamiento, en la realidad de su destino, en la realización de su ideal. La conexión interna con su tierra y la fe en el renacimiento de su unidad con ella, constituye una fuente permanente de vigor para el rejuvenecimiento del pueblo que vivió en condiciones que ciertamente hubieran conducido a la desintegración de cualquier otro pueblo".
Hace casi un siglo, escribía Theodor Herzl a sus hermanos judíos:
"No os traigo una nueva idea, sino una bien antigua. Sí, se trata de una idea universal y en ello radica su fuerza, y esa idea es tan antigua como nuestro pueblo que jamás ha cesado, inclusive en épocas de más amargo sufrimiento, de meditar sobre ella: La idea es el establecimiento del pueblo judío"[4]
"El Sionismo es el retorno de los judíos al judaísmo aún antes de su regreso al país de los judíos".  Fueron las palabras que Herzl pronunció en la apertura del Primer Congreso Sionista celebrado en Basilea en 1897. Cuando las dijo, Herzl estaba total y absolutamente convencido de la veracidad de sus palabras.
¡Cuán ciertas y proféticas fueron sus predicciones!
Así está escrito en el Libro Segundo de Samuel:
Vesamti makom leamí, unetativ, veshajan tajtav, velo irgaz od, velo iosfu benei avlá, caasher barishoná.
Yo fijaré lugar a mi pueblo Yisrael, Yo lo plantaré para que habite su lugar y nunca más sea removido, ni los inicuos le aflijan más, como antes.
Para Martín Buber el estado judío que debería surgir o resurgir merced a la idea sionista, debería ser "no un Estado de judíos sino un verdadero Estado Judío. Y no existe otro verdadero Estado Judío -señalaba- sino aquél en el que imperen las reglas de La Ley de Moisés concernientes a la igualdad... y en el que la justicia social tal como la predican los profetas sea realizada..."
Ze hayom she asá Adonay, naguila venismejá bó
Este es el día que hizo HaShem, nos gozaremos y alegraremos en él.
Theodor Herzl, en su visión profética, había dicho "Si lo queréis no será una leyenda". Y no lo fue:
"Eretz Yisrael fue la cuna del Pueblo Judío. Aquí se forjó su personalidad espiritual, religiosa y nacional; aquí vivió como pueblo libre y soberano; aquí creó una cultura con valores nacionales y universales y legó al mundo entero el imperecedero Libro de los Libros.
Luego de haber sido desterrado de su patria por la fuerza, el pueblo judío guardó fidelidad en todos los países de su Diospersión y no cesó jamás de rogar por el retorno a su país y de confiar en restablecer en él su independencia nacional...
El pueblo judío tiene derecho natural de llevar, como todos los demás pueblos, una vida independiente en su Estado soberano.
Por consiguiente, nosotros, miembros del Consejo del Pueblo, y representantes de la población judía en Eretz Yisrael y del Movimiento Sionista, nos hemos reunido el día del cese del Mandato Británico sobre Eretz Yisrael, y en virtud de nuestro derecho natural e histórico y en base a la Resolución de las Naciones Unidas, proclamamos la fundación de un Estado Judío en Eretz Yisrael, el Estado de Israel..."[5]
Theodor Herzl había confesado:
"Mis sueños son eternos, porque otros los soñarán cuando yo no esté".
Y su sueño, nuestro sueño, se cumplió: el anhelo sionista se hizo realidad y en la víspera del sábado 5 de iyar, 14 de mayo de 1948, en Eretz Yisrael surgió el Estado de Yisrael, nuestro Estado.
Barúj atá HaShem Elohéinu Mélej haolám she-hejeyánu vekimanu vehiguianu lazmán hazé.
Bendito sea quien nos mantuvo vivos y nos hizo llegar a la época actual
En Bandeja de Plata
porNatan Alterman
"No se le concede un Estado a un Pueblo en bandeja de plata"
     (Jaim Weizmann)
La tierra calla, los cielos arrebolados se oscurecen lentamente
sobre fronteras humeantes.
Una nación - con el corazón desgarrado más respirando...
está recibiendo un milagro,
único que no tiene par...
Se está preparando para la ceremonia - hizo frente al cerco
y le pudo, con anticipación - cubriéndose de fiesta y temor-
Entonces, salieron al frente
una muchacha y un joven.
Lentamente avanzaron hasta ponerse frente a la nación.
Sucios y de uniformes, en pesados zapatos
por la senda suben
caminando en silencio.
No alcanzaron a cambiarse de ropas,  ni se han lavado
los restos del cansancio de un día y una noche en la línea de fuego.
Cansados hasta lo indescriptible, absteniéndose del descanso,
difunden gotas de juventud hebrea...
Ambos, parados e inmóviles,
están sin movimiento
y no dan señales de si son seres vivientes o estatuas.
Entonces, la nación bañada en lágrimas y encanto, habló
y preguntó: ¿Quiénes son ustedes?, y ambos, con calma
respondieron: Somos la bandeja de plata
sobre la que se concedió el Estado Judío.
Diciendo ésto cayeron a sus pies, cubiertos por la sombra...
 El resto se relata en los libros de historia de Israel.


[1] Yehudá Halevi. La Gran Siónida.
[2] L. Pinsker Autoemancipación.
[3] Yehudá Haleví La Gran Siónida.
[4] Theodor Herzl. Obras completas.
[5] Declaración de la Independencia de Israel.


…te tomé de los confines de la tierra, y de tierras lejanas te llamé, 
y te dije: Mi siervo eres tú; te escogí, y no te deseché. No temas, porque 
yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; 
siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.
(Is, 41:9-10)

Yo soy el Señor,
 y yo os sacaré ( V’hotzeiti ) de debajo del yugo de los egipcios,
 te voy a (liberar.V’hitzalti ) de ser esclavos de ellos, 
y yo os redimiré( V’go’alti ) con un brazo extendido,
 y con juicios grandes y os tomaré por mi pueblo ( V’lakachti ),
 y yo seré vuestro Dios. 
Entonces sabrán que yo soy el Señor, tu Dios,
 que te sacó de debajo del yugo de los egipcios”.




BIBLIA E HISTORIA


Un elemento importante para toda aquella persona que se acerca a un análisis de los relatos bíblicos debe tener en consideración la necesidad de presentar el o los textos escogidos en su contextualización histórica.

El TaNaJ (conocido como Antiguo Testamento) es un texto del que se dice que es difícil y poco claro. Si esto fuera verdad, ¿Cómo se entiende que por más de dos mil años haya alimentado la religión, la cultura y el arte de innumerables generaciones y diversos pueblos?

¿Dónde comienza la dificultad y por qué?
Desde mi perspectiva personal ello ocurre cuando nosotros, hombres de hoy, introducimos nuestras preocupaciones y exigencias que, obviamente, eran desconocidas para los antiguos escritores y lectores.

-¿Cuál es nuestro error?
Acercarnos al texto con la pretensión de encontrar en él respuestas que satisfagan nuestra curiosidad científica e histórica y, además, exigirle una exposición de doctrinas religiosas y morales con rigor académico.

Acercamiento científico

A la pregunta ¿Qué es el TaNaJ? La crítica bíblica señala que se trata de un conjunto de libros escritos en un lenguaje humano que ha consignado la palabra de Dios y que en la confección del texto han colaborado muchas personas  tanto anónimas como conocidas. La elaboración del texto duró muchos siglos y pasó de la transmisión oral a la escrita.

Inmediatamente surgen nuevas interrogantes:

 ¿Es éste, verdaderamente, el texto inspirado por Dios, un texto que realmente merece crédito?
¿No existe la posibilidad de que a través del tiempo los copistas, involuntariamente, hayan introducido cambios esenciales que afecten la sustancia de su contenido?

Para quien se dedica al estudio crítico del texto el trabajo de exegesis exige el cumplimiento de ciertas normas que avalen la veracidad del texto. La Exegesis parte del supuesto que no es fácil llegar al fondo de su contenido porque viene de un tiempo y un mundo extraño y ajeno al lector y, por lo tanto, éste no captará el sentido del texto porque ha sido formado por una espiritualidad diferente

¿Pero por qué es importante y a qué se debe que se haga necesaria este análisis exhaustivo y esta contextualización textual?

Los problemas surgen ya con el Pentateuco atribuido a Moshé  debido a que los datos de tiempo y lugar no encajan con tiempo y lugares en que Moshé vivió:  Por lo tanto, señalan que no era él quien relataba sino aquellos que hablaban sobre él ; hay existencia de narraciones duplicadas, diferentes redacciones de una misma ley y diferencias de lenguaje, estilo, vocabulario. Lo anterior, señalan los especialistas, permite señalar la existencia de diferentes fuentes que hacen necesario un estudio más profundo, si realmente queremos tener una visión total del mensaje de Dios y del mundo de la fe.

La exegesis es, pues, un esfuerzo científico por hacer comprensibles los textos bíblicos. Para lograrlo aplica:

El método histórico crítico en sus diversos campos de actividades. Desde ese punto de vista y sabiendo que el texto no está aislado y se inserta en un contexto cultural determinado que a su vez presenta contactos con países cercanos o más lejanos, y hace uso de ciencias auxiliares como la geografía, la historia y la  arqueología.

La crítica textual a través de la cual se intenta entregar un texto fidedigno que sea lo más parecido al original. Se hace necesario, pues, aplicar la lingüística y la lexicología para averiguar el sentido y la aceptación de cada palabra. Desde este punto de vista es muy importante el estudio comparativo con las lenguas del Antiguo Oriente, deduciendo de ellas el significado original de los vocablos y las leyes de su evolución.

La crítica literaria y la historia de las formas se esfuerzan por ordenar y clasificar los escritos según su origen, autor, género literario y situación vital. Por ejemplo, la saga es considerada la cristalización del pasado que un pueblo acomete en un momento determinado de su historia bajo un impulso de fuerzas determinantes, allí se insertaría la Saga de los patriarcas que se desarrolla en un ambiente seminómade o la Saga de los héroes que acontece en un ambiente rural-urbano.

De corte etimológico el texto intentará explicar ciertos hechos y situaciones, por ejemplo, las relaciones intertribales, explica la razón de ser de ciertos topónimos y el origen de ciertos centros de culto.

La Leyenda concede mucha importancia a lo ejemplar. El  primer lugar lo ocupa la persona concreta que ha tenido importancia religiosa para el pueblo de Dios , los hombres de Dios como lo fueron Moisés y los  profetas, o los representantes de Dios, como lo fue en su momento el profeta Samuel. Por medio de ellos se quiere mostrar no su actuación ejemplar sino las obras milagrosas y poderosas del  Dios al que obedecieron y confiaron.

Para comprender el lenguaje en que se habla es muy importante conocer la historia de la tradición y la redacción que dan  luz sobre el curso de la transmisión y composición del material, lo que puede lograrse. Por ejemplo rastreando los más antiguos vestigios...

La crítica estilística quiere adentrarse en el contenido, partiendo del supuesto que toda obra literaria tiene una unidad inherente a ella.

El método histórico-cultural investiga las fuentes originarias básicas de la tradición israelita y el modo de su transmisión.

La perspectiva histórico-religiosa compara esta tradición con las religiones de los pueblos vecinos con la finalidad de elaborar una teología del Antiguo Testamento

Esencial en todo lo anterior es “el hombre que habla”, porque su lenguaje refleja el pensamiento y el sentimiento del que está hablando. Tal es así que hasta la descripción de un hecho externo depende del punto de vista del narrador, lo que permite la duplicidad de relatos.

Cuando uno lee la frase Dios es mi Roca,   ¿Qué significa?, ciertamente no las piedras naturales ni el recuerdo del culto cananeo. Al pronunciarlo se quiere expresar la solidez íntima del hombre en su creencia. La roca carece de vida propia, la imagen religiosa expresa una dinámica y una vivencia íntimas.

Externamente los patriarcas no se diferencian del resto de los hombres, ellos están inmersos en su tiempo y en cultura, pero íntimamente son diferentes porque son portadores de una revelación especial.

Cuando Dios llamó a Abraham, Abraham se puso en camino tal como Dios se lo había mandado (Gen 12,4).  El texto nos está señalando la circunstancia histórico-geográfica de la migración y el motivo de la misma.

Pero en la  frase  se puso en camino subyace la tristeza de la despedida del lugar de origen; la confianza ilimitada en ese Dios que le ha llamado y a quien quiere servir. El lenguaje es auténtico, sobrio y sencillo. En una saga o leyenda el lenguaje habría sido adornado y se hubiesen ocupado descripciones floridas y coloridas.

Es importante entender al hombre en el momento en que habla y por qué habla de ese modo. El hombre quiere dejar constancia de lo que acontece: habla y hace historia, eso es lo esencial. La religión de Israel es una religión histórica.

En las narraciones bíblicas encontramos un pensamiento histórico: se present la historia como un proceso que se despliega desde el comienzo: (Dios inaugura la historia). Se asocia lo particular y lo universal en la historia, es decir la asociación entre diferentes historias nacionales, especialmente la de Israel y la idea de una única historia de la humanidad. Presenta la certidumbre que los acontecimientos que se integran en el proceso llamado historia tienen sentido si se los considera con criterio moral y la conciencia de que el desarrollo de la vida de esta humanidad conduce a un futuro mejor.

Los hebreos son los primeros en tener conciencia clara de la historia no sólo como la presentación del pasado  sino también como visión del futuro. Confiar en el futuro y recordar el pasado es inseparable en el pensamiento de los hebreos. Igualmente el aplicar conclusiones de lo pretérito a lo contemporáneo.

De hecho la supervivencia de los hebreos ha sido posible porque preservaron sus recuerdos de experiencias anteriores incluso a su asentamiento en Canaán y sus prescripciones morales procedían de acontecimientos ocurridos en el pasado. Deuteronomio 26,5-9 resume la concepción hebrea de la historia.

En el Pentateuco, los principales acontecimientos están ligados a personas: Adan, Noe, Abraham, Moises.

Con ADAN se anuncia el carácter universal de la historia humana al afirmarse la unidad de la especie como parte de la unidad de la creación; el pacto con NOE, después del diluvio define el derecho natural del hombre y sienta el principio de normas morales universales, inherentes a la condición humana; Con ABRAHAM se inicia la serie de los patriarcas de Israel, de vida azarosa y en contacto con grupos diversos ; MOISES aparece  ligado al relato de la liberación y el pacto en el Sinaí, un código moral de ejemplar precisión. Ante Moisés Dios se presenta como el que al extender su brazo impone justicia, también como un Dios que recuerda, libera a los hebreos porque recuerda sus promesas a los antepasados de ellos.  El Dios de la historia tiene presente el pasado en el diálogo con su enviado para la sobresaliente misión.

En los otros libros del TaNaJ  también encontramos la presencia de Dios en los acontecimientos del pueblo y cada vez más encontramos en la interpretación de los hechos un mayor acercamiento a lo que es la historiografía actual. En los profetas el tiempo en el que suceden los acontecimientos no es un tiempo vacío, es fecundo, concreto, unido a un despliegue creador de índole moral.

Los profetas tienen de la historia un concepto inseparable de la convicción de que el futuro encierra para el hombre una promesa de la realización de valores que conciernen a la verdadera dicha de la humanidad

Para ellos el Dios de la historia es el Dios de una moralidad universal.

En el TANAJ a la exigencia de cumplir ciertos mandamientos se asocia el requerimiento de recordar ciertos hechos: luego no hay sólo un monoteísmo ético sino también un monoteísmo histórico

Hay sentido de progreso: el hombre es miembro de una comunidad, de una sociedad y las sociedades están destinadas a hacer real en este mundo un orden concordante con los principios de moralidad universal instituidos por Dios.


Inherente al progreso es el mejoramiento ético del individuo, de la sociedad y de la humanidad toda.  Desde el punto de vista de la fe las palabras huelgan: tenemos revelación, enseñanza,  praxis, educación y transmisión y por sobre todo, hay actualidad en el mensaje.






EL PENSAMIENTO MÁGICO DE LOS EGIPCIOS


En su obra Magia y Encantamiento en el capítulo dedicado a “El Estado Mágico de Egipto”, Armando Castiglioni escribe:

“Desde los tiempos más remotos Egipto ha sido el país de los símbolos, de los misterios, de la magia, de la alquimia  y de todas las artes ocultas. De ningún otro pueblo ha quedado un tesoro tan perfectamente conservado de preciosos documentos del lejano pasado, sobre ningún otro parís se han elevado tan elocuentemente tantas voces para recordar los misterios inexplicables durante siglos y para descubrir los ritos, los templos y las tumbas, que debían permanecer herméticamente ignoradas para el profano... [1],”



Mucho tiempo ha transcurrido ya desde el desciframiento de la escritura de este pueblo y sin embargo  a pesar de todos los esfuerzos de lingüistas, arqueólogos y otros especialistas, todavía se tiene la sensación de que queda mucho por descubrir, que lo referente a esta cultura permanece aún como en medio de una bruma ya que si bien se ha logrado traducir los textos a un lenguaje que puede ser comprendido por los legos, no es posible "vivenciar” su contenido ya que hemos podido captar sólo la letra, más no el espíritu que las anima.

Los visitantes que acuden a Egipto se maravillan a la vista de la arquitectura monumental, de las pinturas murales en las que va develándose la vida de reyes y cortesanos, la historia de los dioses y las múltiples escenas míticas que ahondan la sensación de que en esa cultura todo pareciera ser mágico.

Castiglioni escribe que la magia domina toda la vida del Antiguo Egipto y en ella se origina, y más tarde se desarrollan los dos problemas de la metafísica egipcia: el de la creación del mundo (doctrina de Heliópolis y el de la vida y la muerte) Mito de Osiris.

Para Castiglioni todos los mitos se basan en creencias mágicas y cita como ejemplos el Mito Solar, representado por el escarabajo que vaga en el cielo, el joven Horus surgiendo de una flor de loto y la lucha contra la serpiente.

La iconografía egipcia ilustra con profusión los mitos, la relación de la vida más allá de la vida, las historias de los dioses y la relación entre dioses y hombres. También existe una gran profusión de textos que contienen ritos evocadores, cuya repetición exacta augura cada vez que se efectúa la realización del acto evocado.

En el prefacio de su obra Magia Egipcia, Wallis Budge[2] señala:

Los egipcios creían en la magia, es decir, en el poder de los nombres mágicos, de las pronunciaciones, los encantamientos, las fórmulas, los dibujos, las figuras, los amuletos y de las ceremonias que se acompañaban con expresiones o palabras “poderosas” todo ello para obtener resultados sobrenaturales[3].

La magia [dice Budge]  data del tiempo en que los predinásticos y prehistóricos habitantes de Egipto creían que la tierra, el mundo interior de ésta o el más allá, el cielo y el aire, estaban poblados de incontables seres, de forma visible o invisible, y que se manifestaban amistosamente o enemistosamente (sic) de acuerdo a las operaciones de la naturaleza a las que se suponían favorablemente o desfavorablemente hacia el hombre...[4]

Wallis Budge advierte que para el egipcio estos seres eran muy parecidos al hombre, ya que sufrían las mismas pasiones, debilidades y defectos. El objetivo de la magia era, entonces, el de otorgar poder al hombre sobre estos seres y conjurarlos a través de ofrendas y regalos para así acceder a sus servicios y favores.

Imagen del sitio: amigosdelantiguoegipto.com

Así pues, el egipcio estaba convencido de que el hombre podía conseguir el cese de hostilidades a través de diferentes medios: la invocación,  el exorcismo, el uso de amuletos, el conocimiento del “nombre secreto” o de una fórmula que le servirían de protección y ayuda para enfrentar a los espíritus dañinos.

Según los autores hasta aquí citados, si tuviéramos que sintetizar el objetivo de la magia debería aceptarse que éste era el “de investir al hombre con los medios que le permitieran contemporizar con los poderes hostiles o amigables...[5]

Ambos autores  comparten la idea de que la magia y la religión florecieron en Egipto lado a lado, desarrollándose conjuntamente a lo largo de su historia” y que “el estudio de una incluye necesariamente la otra[6].

Efectivamente, en Egipto la magia iba de la mano con la religión[7]. Y si bien es cierto los sacerdotes eran poseedores de un gran poder ellos no fueron los únicos adiestrados en el conocimiento de la magia, también lo poseían hombres que no tenían investidura sacerdotal y hubo médicos que hacían uso de este tipo de conocimiento para sus labores habituales.

Del sitio: www.webcultura.net

El egipcio común estaba seguro de que con “el pronunciamiento de ciertas palabras o nombres de poder, [pronunciadas] de la forma apropiada y el tono de voz correcto, podía curarse a un enfermo..., podía otorgarse a un difunto el poder de mantener su cuerpo incorrupto, podía hacer que los hombres asumieran diversas formas a voluntad y el que los dibujos y las esculturas cobraran vida para cumplir con los deseos del que las pronunciaba[8]”.

En Egipto, al igual como ocurre en otras culturas, sean éstas antiguas o no, se conocieron dos tipos de magia, la empleada para hacer el bien y beneficiar a los vivos y a los difuntos y la  magia que se usaba para traer calamidades y enfermedades a enemigos y competidores.

Un excelente ejemplo del primer tipo lo constituyen los ritos osiríacos, destinados a la conservación del cuerpo a través de la momificación y los ritos destinados a que el faraón momificado, representación de Osiris, pudiera a través del viaje en la barca solar, identificarse con Ra y volver a surgir victorioso.

No es posible exponer un análisis exhaustivo del pensamiento mágico egipcio. Por ello, en estas páginas pretendemos tan sólo mostrar algunos elementos que permitan una rápida mirada a este mundo lejano y evocador.

El relato y análisis de los mitos,  del Libro de Los Muertos, y en general de la religión egipcia han llenado tratados e infinidad de libros han sido publicados sobre el tema. En atención a ello, en esta oportunidad hemos escogido presentar un rito no muy conocido, dos relatos muy sugerentes y el significado de algunos amuletos.

El rito escogido es la celebración de la  Fiesta Hebsed (Sed), los relatos son La historia del sacerdote Tchatcha-em-ankh y sus poderes y el relato de Herutataf. De entre la multitud de amuletos hemos seleccionado el oudjet, el corazón, el  escarabajo, el bucle de Isis, el pilar djed y la cabeza de serpiente.

La elección no obedece a ningún criterio específico, cumple tan sólo con el propósito de mostrar aspectos del pensamiento mágico egipcio y de la efectividad de la magia que se logra a través del hekau, la palabra poderosa.

A este respecto es importante llamar la atención acerca de la importancia de la palabra  en las culturas del Medio Oriente Antiguo. Culturas en las que la creación tiene lugar a través, justamente, de la palabra.


Magia y Rito: La fiesta Hebsed (Sed)[9]

Con la victoria del rey Narmes-Menes –a quien algunos también identifican con Aha-  se inició la unificación de Egipto. La Monarquía centralizada tuvo su asiento en la ciudad de Tinis. Jacques Pirenne sostiene que la unificación de la monarquía no fue sino la yuxtaposición de dos reinos diversos, lo que explicaría el dualismo del poder monárquico que “asociaba en manos de un solo soberano dos realezas diferentes. El rey conservaba las dos coronas roja y blanca del Norte y del Sur, el “ureus” de los reyes de Buto y el buitre de los de Nekhen, y su mismo nombre nisut-bity, asociaba, yuxtaponiéndolos, los antiguos poderes de los reyes del Alto y el Bajo Egipto[10]”.

Del sitio : www.frammentiarte.it


La ceremonia de coronación de los reyes, a lo largo de toda la historia egipcia da cuenta de este dualismo: “En el transcurso de la ceremonia [escribe Pirenne] el rey, coronado por los dioses, ‘se elevaba como rey del Sur’ y después ‘se elevaba como rey del Norte’ y procedía a la reunión de las ‘dos tierras’ simbolizadas por el papiro del Norte y el Loto del Sur, que arrollados alrededor de un pilar se insertaban a continuación, en la base del trono real’. Luego, el rey precedido de las insignias divinas, daba vuelta al ‘Muro Blanco’ de la capital, con lo que indicaba que tomaba posesión de los dos países por el poder que le conferían los dioses[11]”.

El rito de la Fiesta Hebsed o Fiesta Sed está íntimamente relacionada con esta ceremonia de coronación real ya que se trata, para algunos, de una ceremonia de renovación del poder del rey.

Conocida como fiesta del jubileo, era celebrada, supuestamente, cada treinta años. Su objetivo era el que el rey pudiera renovar su vigor a través el rito de re-creación de la ceremonia de su coronación primigenia.

En estricto rigor, debemos advertir que existen muchas referencias acerca de faraones que celebraron esta fiesta en cortos intervalos, por lo que muchos egiptólogos señalan que el número de años no es un factor decisivo para su celebración. El momento preciso para efectuar este rito era cuando el rey presentaba momentos de debilidad debido a problemas de salud o presentaba signos de senilidad, entre otros síntomas.

Respecto al nombre de la fiesta no se tiene una explicación clara y existen varias teorías, una de ellas fue propuesta por Murray en 1904, quien adujo que la fiesta está en relación con la figura de un dios que aparece citado en la Piedra de Palermo y en los títulos del Imperio Antiguo: Upwat.

Sed o Hebsed sería el nombre de este antiguo dios, considerado una forma divina del faraón en su forma de hijo primogénito, Horus, y que desempeñaba un rol importante en este festival.

La ceremonia debía realizarse en la fecha coincidente con la de la coronación, esto es en el décimo día del décimo mes, fecha que era conocida con el nombre de “estación del surgimiento”[12].

Las ceremonias que se llevaban a cabo en dicha celebración tenían como objetivo, entre otros, el renovar las relaciones entre el cielo y la tierra, las que se creían estaban controladas por el trono.

Las ceremonias se inician los cinco últimos días del mes anterior y están dedicados a Osiris. No obstante esta dedicación, durante el rito festivo no hay ninguna mención a este dios.
Los preparativos de la fiesta incluían la fundación de un nuevo templo, ritos de purificación y la ceremonia propiamente tal que conllevaba una serie de sub-ítemes.

La fundación de un nuevo templo no siempre era necesaria que muchas veces éste existía  por lo que se hacía innecesaria la construcción de uno nuevo. Cuando este era el caso, sólo había que construir un patio al que se denominaba ‘patio de los festivales’, una ‘sala de los grandes’, una ‘sala del festival’ que debía tener un trono doble y un ‘palacio’ para ser utilizado principalmente como vestidor y lugar de descanso.

Los ritos de purificación se iniciaban con el encendido de las luminarias durante cinco días y estaban destinados a purificar al o a los actores del drama a representar.

La ceremonia propiamente tal constaba de ritos de inauguración, celebraciones centrales, dedicación del campo y, finalmente, la ceremonia de clausura.

La inauguración se iniciaba con la recepción de los dioses venidos de todos los confines de Egipto. Los sacerdotes y el rey presentaban ofrendas por el bienestar pasado y futuro. El rey debía emitir un conjuro que garantizara la prosperidad futura. De este modo demostraba la efectividad de su realeza.

Los actos eran presididos por la diosa vaca Sejathor, quien recordaba a Horus que ella le amamantó.

Las ofrendas debían realizarse de acuerdo a un orden pre-establecido: Las primeras eran para compensar a los dioses menores por su participación. A los dioses principales se le hacían ofrendas individuales y sus sacerdotes debían portar sus símbolos para rendir homenaje al rey quien , a su vez, les visitaba a cada uno en los santuarios en los que se hospedaban.

Las celebraciones centrales constaban de procesiones que se realizaban ante el trono y su finalidad era la de homenajear al rey. Estas celebraciones duraban dos o tres días, en ellas las delegaciones iban y venían y había expresiones de votos de lealtad ante el monarca. Después de esto el rey descendía del trono y encabezaba el cortejo que se dirigía a visitar a los grandes dioses.

Durante estas celebraciones había cambios de ropas y momentos de descanso que deben ser considerados como pausa entre actos más solemnes e importantes. “Los movimientos y contra movimientos, las visitas y demostración de lealtad ante el trono, establecen todos los lazos que unen al reino y al gobernante, al gobernante y a los dioses. En el transcurso del ritual el rey se mueve como la lanzadera de un gran telar para volver a crear la estructura en la que pueblo, país y naturaleza están comprendidos irrevocablemente[13]”.

En los textos este proceso es llamado “asumir la protección de las dos tierras”. Las dos tierras son el Alto y el Bajo Egipto, el doble trono y la doble corona. En el jeroglífico del festival el trono aparece vacío[14].

En el acto de la dedicación del campo hay una danza que debía realizarse dos veces. Por medio de ella se dedicaba un trozo de tierra a los dioses. Es muy posible que esta danza se efectuara uno de los tres días de visita al santuario.

En realidad más que una danza era un paseo rápido en el que el rey cruzaba la tierra a lo largo y a lo ancho. Este paseo lo realizaba primero como rey del Bajo Egipto, llevando la corona roja y luego lo efectuaba en calidad de rey del Alto Egipto, portando la corona blanca. Un sacerdote llevaba el estandarte de Upwat.[15]

A través de este acto de transferencia de la propiedad de la tierra, el rey gobernará como heredero legítimo, podrá disponer de ella y de su contenido. No cabe duda que estamos en presencia de un acto simbólico - mágico. El campo simbolizaba a toda la tierra de Egipto que es entregada a su dueño. El efectuado es, pues, un acto legal de toma de posesión de la tierra y en su calidad de dueño, el rey a la vez que la dedica a los dioses reafirma su legítimo poder sobre la tierra[16].

Las ceremonias de clausura y finalización del rito también deben ser representadas por partida doble. Primero en tanto rey del Alto Egipto y después como rey del Bajo Egipto. No es una mera repetición de un acto sino que entre ambas ceremonias existen diferencias.

La secuencia de ellas va desde el momento primero en el que el rey descendía del trono hasta el momento último cuando se anunciaba su condición real a las cuatro  partes del mundo.

En tanto monarca del Bajo Egipto el faraón era llevado en una litera en forma de caja, en la que se portaba el estandarte del país bajo. El monarca acudía en procesión hasta la capilla del Horus de Libia. Allí le era entregado el cetro Was (prosperidad) más el cayado y el mayal.



El dios era quien le otorgaba la prosperidad. A cada lado del rey dos dignatarios proclamaban su poder entonando un himno de alabanza. Después de esto, se colocaban uno delante y otro detrás del rey y repetían la proclamación. Cada proclamación era precedida por la denominada “orden de silencio”. Actuando de este modo ellos hablan a los cuatro vientos.

En su rol de rey del Alto Egipto, el faraón es llevado en una litera en forma de cesta y la procesión se dirigía hasta el Horus de Edfú y el Set de Ombos.

El sacerdote de cada uno de ellos entregaba un arco y flecha al sacerdote real, quien a su vez los entregaba al faraón. Entonces, el monarca lanzaba una flecha a cada uno de los puntos cardinales y era entronizado cuatro veces sobre un trono adornado en su base por doce cabeza de leones.

La ceremonia concluía con el retorno a la Sala de los Grandes para, finalmente, rendir un homenaje a aquellas divinidades que no se han visto y que corresponden a los antepasados reales, los ocupantes de las Iterty, las dos capillas.

Se anunciaba la ofrenda que el rey les entregaba, consistentes en ungüento, lino y vituallas. Se destacaban los estandartes y se les designaba como “los dioses que siguen a Horus”.

Esta escena es importante porque nos señala la universalidad del acto realizado: No se trata de un solo rey sino de todos los gobernantes. Esta es una renovación del vínculo del gobernante con su linaje real, las generaciones pasadas, y con la nueva generación que asiste al llamamiento que el rey hace a sus antepasados[17].

La ceremonia descrita habla de la renovación de la realeza la que a su vez es el prototipo divino de la renovación de Ra en su ciclo anual. También es importante porque une a las dinastías humanas con las divinas y que dan cuenta de la deificación del faraón en tanto Horus entronizado.

La importancia del rito es proverbial: con la correcta ejecución de cada uno de los actos, de la recitación de palabras realizadas en un lugar y momento precisos, se puede lograr el efecto deseado, en este caso, la renovación de la realeza. Por eso los rituales son importantes y su ejecución debe ser realizada con cuidadoso esmero.


Magia y Literatura: El Papiro Westcar.

La literatura egipcia ha entregado al acervo cultural de la humanidad textos que revelan humanismo y un elevado grado de conocimiento del alma humana, pragmatismo y espiritualidad. Egipto posee una diversidad de estilos literarios, podemos encontrar – entre otros géneros-  literatura sapiencial, amorosa, picaresca, científica, religiosa y fantástica, esta última relacionada con relatos que narran acerca de los poderes mágicos detentados por ciertos hombres de renombre.

El papiro Westcar fue escrito hace, aproximadamente,  unos 1500 años. Su contenido narra acontecimientos que sucedieron en una época anterior, en el Imperio Antiguo, más precisamente en los reinados de Snefrou y  Khufu.

La historia del Sacerdote Tchatcha-em-ankh y su poderes mágicos.

El relato se desarrolla en la corte del faraón Snefru. El corazón de este faraón seencontraba triste y contrito, sus nobles no pudieron encontrar nada que hallara fgracia a sus ojos e hiciera bien al corazón de su señor. Por ello, el monarca envía a buscar al Sacerdote y le explicó su situación. Después e sopesar la situación, el sacerdote recomendó a su señor que realizara un paseo por el lago cercano a palaio porque ciertamente el ver las bellezas del campo, rodeado de comodidad y belleza le sentaría bien a su corazón. Aceptó el monarca y encargó al Sacerdote que se ocupara de todos los detalles concernientes al paseo.

Tchatcha-em-ankh organizó la excursión con esmero: la embarcación debería contar con veinte remos de caoba con láminas de oro que serían utilizados por veinte jóvenes hermosas, de armonioso talle, bellas facciones, vestidas con traje de redes, que ejecutarían su labor al son de canciones en honor al faraón.

Inició el faraón su paseo tal como había sido planificada. El sacerdote acompañaba a su señor y, en la medida en que el viaje seguía su curso normal, el corazón del faraón fue alegrándose. Repentinamente cesaron los cánticos debido a que a una de las jóvenes se le cayó una de sus joyas al fondo del lago. Cuando ella dejó de cantar, sus compañeras hicieron lo mismo. Cuando el faraón se enteró del motivo, pidió al sacerdote que recuperara la joya de la doncella, entonces Tchatcha-em-ankh pronunció hekau, palabras de poder, con las que logró que una sección del agua del lago se pusiera sobre la otra dejando ver el fondo del lago. Cuando esto aconteció, se agachó el sacerdote y rescato la joya. Luego volvió a pronunciar hekau y todo volvió a la normalidad.

El faraón pudo proseguir su viaje entre cánticos melodiosos y una vista hermosa. Para agradecer al sacerdote, el faraón organizó una gran fiesta en la casa real y le colmó de regalos[18].

Del sitio: www.taringa.net


El relato de Herutataf.

El nombre de Herutataf, hijo de Kufu “fue preservado en el Libro de los muertos en relación con algunos capítulos descubiertos  de esa maravillosa compilación”[19].

El papiro narra una conversación que Herutataf sostenía con su padre Khufu –“presumiblemente sobre los poderes mágicos que poseían los antiguos”[20].

El rey le decía a su hijo que los poderes de los antiguos no eran comparables a los de los magos que vivían en su época. Herutataf no concordó con su padre y le mencionó la existencia de un hombre de 110 años que podía obrar grandes maravillas, entre ellas, este hombre podía devolver a su sitio una cabeza que había sido cortada del cuerpo. Interesado, el monarca pide a su hijo que traiga a dicho hombre a su presencia.

A fin de cumplir con el deseo de su padre, Herutataf viajó a casa de teta, en Tet-Sneferu, y después e los saludos protocolares de rigor, dio a conocer el pedido del rey. El mago accedió a viajar con él con la condición de que pusieran a su disposición un barco para transportar a sus hijos y sus libros.

Una vez en presencia del faraón este inquirióle sobre las habilidades que poseía y le pidió una demostración. Para ello hizo traer a un prisionero, pro el mago le dijo: “No, mi señor y rey, no me pidas que haga esta operación con un hombre, permíteme hacerlo con uno de los animales considerados sagrados”. Entonces hizo que le trajeran un ganso al que sele cortó la cabeza: el cuerpo desfallecido del animal fue colocado al oeste de la columnata y su cabeza fue colocada al este. Teta se puso de pie y pronunció ciertas palabras de poder mágico y el cuerpo del ganso comenzó a moverse de la misma forma que lo hacía la cabeza desde el otro lado y continuaron moviéndose hasta que estuvieron muy cerca el uno de la otra y la cabeza se colocó en su sitio correcto rematando la operación con un graznido del ganso.

Después le trajeron a Teta un ave khet-aa y realizó con ésta el mismo milagro que había realizado con el ganso y para probar que tenía el mismo poder con otros animales de la creación, pidió que le trajeran un buey, al que le fue cortada la cabeza que cayó a tierra con estrépito, pero después de que Teta pronunciara sus palabras de poder mágico, el buey se volvió a levantar tan vivo como antes[21]”.

Por el tenor de ambos relatos podemos deducir que la magia o era inusual en Egipto y que quien podía realizar este tipo de actividad, considerada como u verdadero arte, adquiría gran prestigio y renombre.


Los Amuletos.
Del sitio: www.touregypt.net


De acuerdo a una sencilla definición del diccionario, llámase amuleto a “todo objeto al que por superstición se le concede el poder de alejar a los malos espíritus y a la desgracia”[22]. Estos objetos pueden ser confeccionados e diversos tipos de material y de diversas formas. Por lo general éstos llevan grabada inscripciones o fórmulas mágicas y, para asegurar su efectividad, siempre antes de su uso se acostumbra a recitar una oración.

Los amuletos fueron y son aún en la actualidad, de uso corriente. La genet siente necesidad de protegerse contra vibraciones nocivas, influencias malignas o simplemente contra el llamado ‘mal de ojo’.

Si bien es cierto en nuestra sociedad occidental los amuletos son utilizados por los vivos, en Egipto fueron usados indistintamente para protección de vivos y muertos. Los amuletos eran tenidos como objetos e alta eficacia, cuyo doble poder actuaba tanto por medio del poder inherente a la sustancia del material utilizado en su confección cuanto por el poder de la palabra inscrita en él (hekau).

Las excavaciones arqueológicas han demostrado que el uso de dichos objetos está atestiguado en Egipto desde tiempos predinásticos. La exhumación de las momias de los faraones y muy especialmente de Tut Ankh Amun nos demuestra que eran profusamente utilizados en los enterramientos con la finalidad de proteger al difunto en el viaje a la otra vida.

Como señalamos con anterioridad hemos escogido, al azar, algunos amuletos para dar a conocer su significado.

El primero de ellos se refiere al amuleto del corazón. Este está representado por un vaso cánope, que es donde se colocaban los órganos que le eran extraídos al difunto antes de la momificación.

Los egipcios pensaban que el corazón era el asiento del poder vital y la fuente de los pensamientos. Así, pues, el corazón era muchas veces tenido como la “conciencia”.  Creían que todos los sentidos funcionaban gracias a él: la visión de los ojos, el oído, la respiración del aire por la nariz. No sólo era el centro de la vida física sino también de la afectiva, de la voluntad y la inteligencia.

Los sentimientos, los estados del alma, el carácter, la disposición del espíritu se expresaban en lengua egipcia por locuciones que se relacionan con el corazón. Aún más, según la teología menfita el dios Ptah pensó el universo con el corazón antes de materializarlo a través de la fuerza del verbo creador. La vida era impensable sin el corazón. [23]

El difunto debía pronunciar cierta declaración a fin de poder obtener poder en el más allá y el control sobre su corazón. Sólo entonces el corazón, el alma y el doble poseerían poder para hacer lo que quisiesen en cualquier momento y lugar. Ciertamente el corazón le era dado al hombre sólo si pasaba la ceremonia de piscostasis (pesaje del corazón) al enfrentarse al tribunal de Osiris.

El escarabajo pelotero fue en el Antiguo  Egipto adorado como símbolo del dios Khepri, el sol que cruza el firmamento. La razón para ellos es que ste tipo de escarabajo camina remolcando con sus patas delanteras una bola de barro y estiércol en la que ha depositado sus huevos. Además, posee la facultad de volar en las horas más cálidas del día. Su capacidad de volar hizo que se le asociara con el sol que cruza el firmamento y la pelota que remolca con sus patas fue asociada con la representación del sol.

De hecho el nombre que le asignaron ‘kheperer, significa “el que hace rodar”. Del mismo modo como el sol era un símbolo de vida, el que la pelota que llevaba el escarabajo contenía sus larvas, fue razón para que se le asociara también como símbolo de vida y dios de la resurrección.

En Egipto es escarabajo debía ocupar el lugar del corazón que le era extraído al difunto, los egipcios pensaban que esta figura, conteniendo las palabras de poder o hekau inscritas en él, podía garantizar la resurrección y el renacimiento a la nueva vida.

Además, el escarabajo era tenido como remedio contra la esterilidad y la posibilidad de tener una larga familia, para lograrlo bastaba con que la mujer estéril bebiera un poción hecha con agua y polvo de escarabajo previamente secado.

Se dice que el  escarabajo era usado como ornamento. Es cierto, pero previo a su utilización s efectuaba una ceremonia sobre el mismo, de este modo el ornamento era también un amuleto que servía para proteger a quien lo usare.


El Oudjet, o utchat corresponde a uno de los amuletos más usados, representa al ojo de Horus y su uso está atestiguado a lo largo de toda la historia egipcia.  Existe el ojo derecho y el izquierdo, el blanco y el negro, el blanco (izquierdo) representa al sol, el negro (derecho) representa a la luna. O bien, representaban a Ra y a Osiris respectivamente[24]. Por lo general los usuarios preferían el ojo blanco, el solar (izquierdo) que les otorgaba fuerza y vigor, protección y seguridad.

Lo más probable es que el ojo de Horus identificado con la Luna y Osiris fuera utilizado en los difuntos, especialmente en las momias, como medio de protección en el viaje al más allá.

El bucle de Isis representaba un mechón del cabello de esta diosa y se relacionaba con el capítulo 156 del Libro de los Muertos donde se habla de protección para el difunto. Este amuleto se colocaba en el cuello del difunto y debía ser previamente remojado en agua de flores. Sólo cuando las palabras del capítulo mencionado se pronunciaren, el amuleto obtenía la propiedad de proteger al difunto con la sangre de la diosa Isis y el Hekau, palabras de poder.

Seguramente este amuleto esté relacionado con la actividad de la diosa en orden de devolver la vida a su esposo el dios Osiris, asesinado por Set.

El amuleto de cabeza de serpiente se colocaba en la cabeza del difunto para protegerlo de las mordidas de serpiente aquí o en el viaje al más allá. Supuestamente representaba a Isis a quien también se la identifica con dicho animal. En cierta medida podía ser un elemento de defensa en relación a la continua lucha que debía sostener Ra con Apofis, su eterno enemigo.

Algunos piensan que también podría representar al urhekau, instrumento utilizado para realizar la ceremonia de la apertura de la boca.




El pilar Djed era una suerte de fetiche prehistórico de naturaleza aún no definida del todo, pero ciertamente relacionado con los ritos agrarios. La erección del pilar Djed por el rey, a favor de Ptah, es una rito milenario que subsistió hasta la Epoca Baja. El pilar Djed ha sido considerado como un símbolo osiríaco. Es homófono de la palabra que significa “estabilidad”, “duración” ha servido de modelo a amuletos y talismanes para proteger a los vivos y también como signos propiciatorios se han reproducido en los muros de templos.[25]

Los antiguos egipcios poseían gran habilidad para trabajar los metales y se dice que en el país estaba muy extendida la creencia  de que existían poderes mágicos en el arte de la manipulación de los metales. Pero este es un tema que merecería un capítulo especial ya que se relaciona directamente con al alquimia, palabra derivada del término khem, nombre que los egipcios dieron a la manipulación de los metales. A esta palabra los  árabes antepusieron el artículo ‘al’, de allí derivaría la palabra alkhimia, alquimia. Pero este sería tema para otra ocasión.

No cabe duda que hablar de magia en relación con la cultura del Antiguo Egipto es un tema difícil de abordar y un área donde todavía queda mucho por descubrir y decir.

No resta más que  volver a  recordar las palabras de Castiglioni:

...De ningún otro pueblo ha quedado un tesoro tan perfectamente conservado de preciosos documentos del lejano pasado, sobre ningún otro país se han elevado elocuentemente tantas voces para recordar los misterios[26] inexplicables durante siglos y para descubrir los ritos, los templos y las tumbas, que debían permanecer herméticamente ignoradas para el profano...











[1]  Castiglioni A. Magia y Encantamiento. Editorial F.C.E., 1993, capítulo XIII, pág. 151.
[2] Wallis Budge, Magia Egipcia. Editorial Humanitas, Barcelona 1988,  pág. 9
[3] Wallis Budge , Op. Cit.., pág. 9
[4] Wallis Budge , Op. Cit.., págs. 9 y 10.
[5] Wallis Budge , Op. Cit.., pág. 10.
[6] Wallis Budge , Op. Cit.., pág. 11
[7] Wallis Budge , Op. Cit.., pág. 18
[8] Wallis Budge , Op. Cit.., pág. 11
[9] Françcois Daumas postula que esta fiesta se remonta al periodo prehistórico y en ella se conjugan y amalgaman de forma extraña una serie de una serie de elementos. Cer, Daumas, F. La civilisation de l’Egypte Pharaonique, Arthaud Ed., France 1965, págs. 144-149.
[10] Pirenne, J. Historia del Antiguo Egipto, Editorial Océano, vol I, pág. 6.
[11] Pirenne, J. Historia del Antiguo Egipto, Editorial Océano, vol I, pág. 7.
[12] Fankfort, H. Reyes y dioses, Alianza Editorial, pág. 386
[13] Fankfort, H. Reyes y dioses, Alianza Editorial, pág.108.
[14] Fankfort, Op. Cit. , pág. 108
[15] Ver Fankfort, Op. Cit., fig. 26
[16] Fankfort Op. Cit., pág. 110.
[17] Fankfort, H. Op. Cit., pág. 112.
[18] Budge, Op. Cit. Pág. 23.
[19] Budge, Op. Cit. Págs. 27-8
[20] Budge, Op. Cit. Pág. 27.
[21] Budge, Op. Cit. Pág. 27-8
[22] Diccionario Enciclopédico La Llave, pág. 83.
[23] Ver sobre el corazón lo que escribe F.Hazan en Dictionnaire de la Civilisation Egyptienne, Hazan Ed., France,, 1959, pág. 60-1.
[24] Budge, Op. Cit. Pág. 57.
[25] Hazan, F. Op. Cit., pág. 90.
[26] Castiglioni, A. Op. Cit., pág. 151.






EL DESCENSO DE INANNA/IŠTAR AL MUNDO INFERIOR[1]
                                                                             

El tema elegido para esta oportunidad  es el relato del descenso de una divinidad al mundo inferior.

El texto pertenece al relato sumerio de El descenso de Inanna al Mundo Inferior y El texto corresponde a la re-estructuración realizada a partir de 13 tablillas prove­nientes de la excavación de la ciudad de Nippur (Mesopotamia), y que se encuentran repartidas en el Museo de Antiguo Oriente de Istambul y el Museo de la Universidad de Filadelfia.

Se suponen escritas en la primera mitad del 2° milenio. Sin embargo, la fecha de la 1a composición del mito permanece aún desconocida.  La primera edición del texto, realizada en base a 8 tablillas y fragmentos, fue publicada en 1937. De ahí en adelante hubo otras ediciones a las que se realizaron adiciones.

El texto publicado en ANET señala -en una nota al pie de página, la nota 6,-  la existencia de unas tablillas que forman parte de la colección babilónica de la Universidad de Yale. Esta tableta, de una extensión de 91 líneas, se inicia desde la línea 264 en adelante. Esto es, agregan contenido al relato sumerio y le otorgan una nueva dimensión al mismo.

El mito, cuyo tema central es la detención de la diosa en el Mundo Inferior se encuentra en dos versiones, la sumeria y la semita,  lo que es un "ejemplo instructivo de un antiguo présta­mo literario y transformación" [2]. El semita es conocido con el nombre del Descenso de Ištar al Mundo Inferior.


(Del sitio webwww.lapatatinafritta.com)



1.       ¿QUE NARRA EL RELATO?

Por alguna oscura razón Inanna/Ištar, reina del cielo, -del 'Gran arriba'-  ha puesto su pensamiento en el 'Gran Abajo'. Abandona el cielo y la tierra para bajar al mundo inferior.

Cuéntase que el viaje obedece a su deseo de salvar a Dummuzi/ Tammuz, su amado, quien fuera llevado al Mundo Inferior contra su voluntad. No obstante, como veremos más adelante, no parece ser así y la razón de su descenso permanece desconocida.

Una a una son mencionadas las ciudades y los templos de cada una de estas ciudades que ella, la diosa, habría abandonado en su viaje al mundo inferior.

La diosa se acicala con esmero con los elementos de señorío: corona, vara, coraza y manto pala. Además, reúne en su mano las ordenanzas (los me)[3] y en compañía de su fiel mensajero Ninšubur encamina sus pasos hacia el Irkalla.

La diosa, conociendo a la reina del mundo inferior, Ereškigal -su hermana y al parecer su encarnizada enemiga- y previendo lo que puede pasar, instruye a su mensajero para que, en el caso de no regresar pasado tres días, se dirija a la morada de los grandes dioses para pedirles que intercedan por ella.  Según estricto orden, el mensajero deberá dirigirse primero a Nippur, donde está el Ekur, la casa de Enlil; después a Ur, al Ekinusgal, la casa de Nanna y, final­mente -­ cuando ninguno de los dioses anteriores se pongan 'de su parte'- deberá ir a Eridu, a casa de Enki porque como ella asegura:

"El padre Enki, el señor de la sabiduría que cono­ce el alimento de la vida, que conoce el agua de la vida ciertamente él me volverá a la vida".

El mensajero se va y ella llega ante la puerta del mundo inferior donde 'habló malamente' pidiendo a Neti, el portero, que le "abra la casa, [que] quiero estar totalmente sola"[4].

Ante su orden el portero le pregunta "¿quién, por favor, eres tú?"[5]. La diosa se identifica, el portero re-pregunta "Si tú eres Inanna del lugar donde se levanta el sol, por qué, por favor, has venido a la tierra sin regreso?

La excusa de Inanna es falsa, dice que viene a testificar los ritos funerarios de su cuñado, el esposo de su hermana Ereškigal.  Neti, siguiendo las instrucciones de su reina Ereškigal, abre una a una las siete puertas del mundo inferior y, al traspasar cada una de ellas, la diosa del cielo debe despojarse de uno de sus atavíos.

Cada vez que la diosa pregunta el porqué de ello, obtiene la misma respuesta:

"Calla, Inanna, las ordenanzas del mundo inferior son perfectas. Oh, Inanna, no [re­sistas] los ritos del mundo inferior".

Así, puerta tras puerta hasta la séptima, donde le es removido el manto pala, el manto de su señorío. En ese momento el texto señala que, Ereškigal, 'la pura' se sentó sobre el trono y
los Annuna­kis, "los siete jueces pronun­ciaron juicio ante ella. Clavaron [sus] ojos en ella, los ojos de la muerte."

"La 'mujer' enferma" -suponemos que se refiere a Inanna "se convirtió en cadáver y su cadáver fue colgado de una estaca".

Al cuarto día ("después que tres días y tres noches han pasado") Ninšubur se lamenta por ella y se dirige a cumplir su mandato. Va primero donde Enlil y suplica ante él pero no encontró respuesta porque "su hija ha pedido el 'Gran Arriba', ha pedido 'el Gran Abajo'" ahora ha llegado al lugar de las ordenanzas del mundo inferior.

Frente a Nanna, en Ur, vuelve a suplicar el fiel mensajero, obteniendo la misma respuesta anterior. Finalmente, llega ante Enki, quien manifiesta su preocupación 'paternal:

Qué ha sucedido a mi hija, estoy preocupado. Que ha sucedido con la reina de todas las tierras, estoy preocupado!

Entonces el dios Enki da forma al kurgarru y al kalaturru -dos seres asexuados, según Pritchard- a quienes confía el alimento de la vida y el agua de la vida, el pulhu y el melammu: “Sesenta veces deberán vaciar el agua y el alimento de la vida [y] segura­mente Inanna se levantará".

Pritchard señala que, dio mayores instrucciones pero desgraciada­mente  no se encuentran todas. Hay 20 líneas destruidas.

Hecho lo que Enki dijo, Inanna se levantó y....hasta los Annuna­ki huyeron.

La pregunta que surge es  ¿quien tomará su lugar en el mundo inferior ahora que Inanna ha revivido y asciende desde el Mundo Inferior?

La diosa, rodeada de espectros vaga  de ciudad en ciudad por Súmer. El primero al que encuentran, vestido de sacos y sentado en el polvo -actitud de duelo-, es al fiel mensajero, Ninšubur, a quien los demonios quieren llevar consigo al Mundo Inferior, e Inanna intercede por él, alabando sus virtudes de fidelidad que le trajeron nuevamente a la vida.

Continúan el viaje y en Umma, en el Templo de Sigkursagga encuen­tran a Šara, la diosa tutelar de la ciudad, y ocurre igual petición, la respuesta es negativa.

En el templo de Emuškalamma en Badtibira encontraron al dios Latarak, a quien tampoco aceptó que se llevasen.

La tablilla de la colección babilónica de Yale agrega que llega­ron hasta una ciudad desconocida que podría ser la propia ciudad de la diosa, Uruk, porque menciona el Kullab, un distrito adya­cente  a la ciudad. Y aquí, señala Pritchard, "viene lo que es más sorprendente, a diferencia de los dioses anteriores, Dummuzi no muestra signos de congoja ni duelo, tampoco se arroja a los pies de Inanna, se sienta a si mismo sobre "el gran asiento" ignorando totalmente a Inanna y a sus acompañantes. Inanna coge a Dummuzi y lo entrega a los demonios para que le lleven al Mundo Inferior. Dummuzi ruega al dios sol Utu para que le salve de los demonios. En este punto del relato el texto se rompe y, nuevamen­te,  el final del mito permanece desconocido".[6]

Cautivante suspenso que sólo podrá ser aclarado con el tiempo, si es que alguna vez lo llegara a ser.

Yo quiero ir más allá del texto, a un intento no de análisis literario-lingüístico, sino a una etapa interpretativa, -basada esencialmente en su personaje principal -la diosa Inanna/Ištar-, desde un ángulo diferen­te: el astral.


3.       UN INTENTO DE INTERPRETACIÓN

3.1.    El personaje principal: La diosa Inanna/Ištar.

Inanna/Ištar es quizás, la divinidad de mayor trascendencia en la religión de los pueblos del Medio Oriente Antiguo (MOA), incluso, me atrevería a insinuar que lo es para la historia de las religiones de todos los pueblos.

Diferentes autores modernos como también diversos documentos antiguos relacionados con ella, sugieren una serie de interrogan­tes que hacen muy atractivo el personaje y plantean problemas estimulantes.

Conocida como la diosa de los mil nombres, en Mesopotamia fue conocida con nombres derivados de la abreviación Ninni o Nin (dama del cielo), relacionada con Venus, Inanna, Ininna, Ininni o Inin, también conocida por las manifestaciones de viña celeste (Geštian­na), señora del grano (Nidaba o Nisaba) madre tierra (Ninhursag) y diosa madre (Nintud).

Los semitas la honraban en la doble función de diosa de la guerra y del amor, Ištar, Belit (Soberana), en Assur, Annunitum -como manifestación de la Ištar bélica adorada en Akkad y Sippar-  y Mammetum, correspondería a una de las formas de la divina Ištar, una de las mimadas de Nergal.[7]

En Canaán fue conocida con los nombres de ’Anat, Ašerah, Elat o Ilat, Astarté, Athart, Arsu (venus matutina), Azizu (venus vespertina), Atargatis (unión de Isis y Aštoret). Ya que mencionamos a una diosa egipcia como Isis, digamos que en Egipto encontramos además, a Namais, -unión de Isis y Nanna- y a Anata, la unión entre Isis y ’Anat. ’Anat era adorada como señora del cielo, señora de los dioses, hija de Ptah (desde el Imperio Nuevo se evidencian influencias semitas especialmente en Menphis).

No queremos aumentar los nombres pero también era identificada con Afrodita, Artemisa, Venus, etc.

Intentar realizar un cuadro genealógico que de razón de su parentela nos llevó mucho tiempo. Para muestra, ver Cuaderno Judaico n° 14  y en el manuscrito antiguo las páginas 6 y 7, en el nuevo manuscrito las páginas 200 a la 204. Quienes deseen conocerla podrán ver, en cualquiera de los tres trabajos, ilustraciones variadas de la diosa, de sus amantes-padres-hermanos y/o hijos.

Más allá de sus nombres y lazos de parentesco ¿quién es esta divinidad? ¿Cómo llegó al lugar de excelencia divina que ocupaba?


3.2.    Sus funciones y roles.

Inanna/Ištar, identificada desde épocas tempranas con el planeta Venus,  es una divinidad conflictiva. Como diosa de la guerra le compete guiar a los ejércitos a la guerra, abatir a los enemigos y "amontonar los cadáveres de los soldados en el campo y no permitir que sus tropas usen misericordia".

Como diosa del amor y la fecundidad, en cambio, debe necesaria­mente velar por el matrimonio, la fertilidad y la fecundidad de los hombres, los animales y la vegetación (hierogamia).

Pero, curiosamente, presenta también problemas de sexo (género), es eminentemente femenina en Mesopotamia -valga decir que en su carácter de Venus es femenina sólo como estrella vespertina y, en Canaán Athart o Astarté detentan igual sexo.

Como Venus matutina o en sus formas de Arsu y Azizu entre los arameos, posee sexo masculino. Igual ocurre con Athart en Arabia Meridional, Astar en Etiopía. Portadora de ambos sexos o sexo intermedio o ser andrógino, encontramos a la Inanna sumeria descrita por Cid y Riu y a la diosa Ištar de la que habla Simon, la que detenta los dos sexos y era "Venus y Marte a la vez".

Tenemos una divinidad vespertina/matutina que detenta sexo femeni­no/masculi­no y cuyas funciones primordiales son el amor y la gu­erra respectivamente.

Esta diosa llegó a ser considerada la diosa del cielo, la hieró­dula celeste, o como bien dice Enki, la "dueña de todas las tierras". El significado de 'todas las tierras' ¿incluirá las 'tierras de arriba' y las 'de abajo'?.

3.3.    Los mesopotamios y la escritura del cielo

Habiendo sido creados para servir a los dioses, el mesopotamio era un hombre que vivía pendiente de los deseos de éstos  y, para cono­cerlos, escrutaban constante­mente la escri­tura del cielo ya  que los dioses dejaban saber sus deseos y designios de modos diversos. Por ello, el mesopota­mio escudriñaba ávidamente el lenguaje del cielo, la interpreta­ción de los sueños y la hepatos­copía.

 ¿Qué sabían los mesopotamios de astronomía?

Quienes se han dedicado a la Historia de las Ciencias concuerdan en que la astronomía asiro-babilónica es, fundamentalmente, una ciencia de observación y una disciplina teórica donde las matemá­ticas juegan un papel muy importante.

Para ello se basan en el material conocido hasta el momento y que consta de colecciones de presagios, tablillas astronómicas propiamente tales, donde aparecen los nombres de constelaciones o planetas.

Ya en la época del rey Ammizaduga (1650 ca) se tenía conocimiento de observaciones sobre las apariciones y desapariciones de Venus, entre otros planetas (cfr ver tablilla en Cuaderno Judaico 14 o manuscrito antiguo, pp. 84b y 63 respectivamente)

Importante fue, en este rubro la "astrología" que se basaba en  la creencia de una relación entre la vida humana y la posición de los astros en el momento del nacimiento de una persona.

Para los mesopotamios existía relación entre los hechos astrales y los hechos humanos, importante era, pues, precisar la posición relativa de un planeta y de un signo zodiacal.

Todo elemento del universo podía ser considerado como un signo premonitorio estrechamente vinculado al destino humano.

Por eso, el mesopotamio continua y ordenadamente observaba el suceder de las cosas, constatando que había una repetición rítmica de los fenómenos[8].

De ahí que para ellos revistiera importancia los "fenómenos insólitos y raros que constituían puntos de referencia fácilmente discernibles y que no podían prestarse a confusiones”[9]

Para la lectura de los presagios es importante saber leer "el movimiento de los astros, sus relaciones recíprocas, los fenóme­nos celestes y las perturbaciones atmosféricas"[10]

El cielo aparece dividido en estaciones que determinan los caminos celestes, estas estaciones pertenecen a los grandes dioses, Anu, cuya banda o camino está sobre el Ecuador celeste, Enlil, tiene una segunda banda sobre el Trópico de Cáncer y la tercera corresponde a Ea, sobre el Trópico de Capricornio.

"Estos caminos sirven como planos de referencias para la locali­zación o el movimiento de los astros. Por otra parte -continua el autor- los astrólogos babilónicos admitían que los lugares terrestres se reflejaban de algún modo en la bóveda de los cielos y que existían entre las dos imágenes relaciones fundamentales y sutiles" (60).

Los astrólogos daban vital importancia además, a la brillantez de los planetas. Debemos pues, suponer que los babilonios conocían de astronomía, sus observaciones pertinentes y acertadas están documentadas desde antiguo. Y, por sobre todo, se concuerda que Venus es el planeta más estudiado (por las observaciones sobre sus períodos de visibilidad e invisibilidad, entre otras cosas), sin dejar de aceptar que conocían siete planetas, a los que les atribuyen relaciones con colores, metales y características específicas.

Como nuestra intención no es la de realizar un estudio exhaus­tivo de astronomía mesopotámica sino intentar obtener -en lo posible-, una explicación de la importancia de Inanna-Ištar a través del comportamiento astral del planeta que la representa: Venus. Veamos que nos dice la astronomía moderna:

Para ello, es útil a nuestros propósitos conocer la opinión de algunos astrónomos sobre el particular.

Fred Whipple en su obra Orbiting the sun[11] señala textualmen­te que son "cinco [los] brillantes planetas han sido conocidos por el hombre desde hace muchos miles de años, pero en la antigüedad ellos eran vistos como misteriosas divinidades celestiales cuyos variados movimientos parecían reflejar los caprichos de los seres superio­res.....

"Los planetas mismos muestran mucho de los antiguos dioses para quienes ellos fueron nominados...[el autor continua señalando que] Venus es la estrella vespertina y matutina a la vez...el objeto más brillantes del cielo con excepción del sol y la luna....[además]...es frecuentemente visible a la luz del día y capaz de modelar sombras en la noche....

"Cuando el crescente es delgado, los cuerpos parecen extenderse más que la mitad alrededor del disco, como si la irradiación de la brillante superficie estuviera produciendo una ilusión ópti­ca[12]

Complementando lo anterior, en la obra de  Zdenek Kopal,  The realm of the terrestrial planets, escribió: "El Planeta Venus, nuestro vecino más cercano en el espacio y glorioso adorno de nuestro cielo vespertino y matutino, ha llamado la atención de los hombres casi tanto tiempo como la luna...

"Su posición cambiante en el cielo atrajo la atención de los observadores babilonios en épocas tan tempranas como el segundo milenio y la primera tablilla [conocida] acerca de sus movimien­tos fue la escrita durante el reinado del rey Ammizaduga, en la primera mitad del siglo XVII aec...

"Mientras la luna era el patrón de la caza y la fertilidad [simbolizada por la diosa griega Artemisa] Venus personificaba a la diosa del amor [Afrodita] un rango al que ella pareciera estar más que calificada a causa de sus traviesos cambios de aparien­cia...."

Otro gran autor, Neugebauer -uno de los más grandes especialistas en astronomía babilónica- señala que Venus ha sido uno de los planetas más estudiados y mucho podríamos saber de él si no aconteciera que el material que ha llegado hasta nosotros está en un estado de conservación tan deteriorado que no hace posible un claro desci­framiento de ellos.

¿Qué tenemos hasta aquí?

Puede decirse que, de los cinco planetas conocidos por los mesopotamios, Venus es el único que puede apreciarse a simple vista y sin la menor dificul­tad. Su atmósfera, que ahora sabemos cubierta de nubes, y la proximidad al sol la hace fulgurar de un modo excepcional. Tanto es así, que se ha comprobado que este planeta irradia dos veces más luz que la tierra y, en ocasiones, es visible en pleno día.

El planeta gira sobre su propio eje de modo contrario a la forma como los demás planetas giran sobre el suyo. En este sentido, podría decirse que Venus es una oveja negra dentro del sistema solar porque no sólo tiene un movimiento diferente sino que, además, gira de un modo mucho más lento.

El planeta tiene una doble aparición diaria y momentos de invisi­bilidad que son producto, uno, de la actividad diaria en la que la estrella vespertina cae en el horizonte y desaparece hasta la mañana siguiente y, el otro, a consecuencia de su mayor proximi­dad al sol lo que hace que sea vea opacada por la brillante luz solar. A lo enunciado anteriormente hay que sumar el hecho de que presenta fases visibles también a simple vista.

Indudablemente que un planeta de tales características fácilmente debió llamar la atención del hombre de esa época. En especial, de los sacerdotes que escrutaban el cielo en busca de designios divinos ya fueran favorables o desfavorables.

Si aceptáramos el supuesto que la importancia que le ha sido asignada a la diosa tuviera relación -en mayor o menor medida- con el comportamiento del planeta Venus y su tránsito por el cielo, entonces, el siguiente paso sería intentar explicar la actuación de la divinidad acorde a ese parámetro.

¿Cómo llegó al sitial en que está?

Hay muchos textos que pueden ayudarnos a comprender su sitial como diosa del cielo, de la sabiduría, del poder político, etc.

Por ejemplo,  el comienzo de la petición que la Asamblea de dioses hace a Anu, para que asocie a la diosa a su destino.

                             A Innin, la diosa que tú has poseído,
                            otorga el conjunto de funciones divinas, que ella                                                         sea Antu, la esposa, tu igual..
                             que ella hasta tu nombre se eleve
                            Y aún más, que su manto tome posesión de los                                                         decretos de Enlil y de Ea
                            Que solamente ella tenga los reinos de los cielos
                                               y de la tierra
                            Que ella sea la más poderosa entre nosotros!


La respuesta de Anu es plenamente satisfactoria para los dioses:

                             El decreto de mi soberanía suprema es [seme­jante]
                            a los cielos armoniosos, sin igual
                            él es mi límite establecido, cuyos umbrales
                            son tan temibles, que no se pueden acercar.

                             Yo soy Anu, el Señor, que vela sobre los dio­ses
                            [Oh Ištar] guíales!

                            Coge la órbita de su domi­nio, sé tú sola, soberana!
                            Ven, sube al trono de mi realeza
                            y ascien­de a lo más alto [de los cie­los].


Los fragmentos pertenecen a la tercera tablilla del relato La exhaltación de Ištar, un hermoso poema que explica el modo en que Inanna/Ištar llegó a ocupar un sitial de preferencia entre el concierto de divinidades femeninas del panteón para convertirse, como veremos a continuación, en la soberana de los dioses, la más brillante de las luminarias.

                             Como surcos se aproximan
                            todas las es­trellas  del cielo
                            semejante a bueyes, ellos, los dioses que
                                               ­caminan delante
                            ­han cogido el camino correcto.

                             En este lugar, Ištar álzate a la rea­le­za­
                                               entre  todos ellos!
                            Oh Innin, sé tú la más brillante entre ellos
                            se trans­forme tu lugar en el más alto.
                            Que enton­ces la custodia misma de Sin y de Šamaš
                                               radiante sea tu resplan­dor
                            que la brillante llama, tu luz al medio
                                               del cielo arda
                            Como entre los dioses no hay quien te iguale
                                               que los pueblos te admi­ren!
                             Después que el Señor a la hija de Sin
                                               hubo asignado su gran destino
                            No le rehusó el ingreso al Templo Eanna,
                                               su santuario puro.
                            Des­pués que Anu, el Rey, a la diosa Innin
                            hubo asig­nado su gran destino
                            y que le hubo dado el Tem­plo Eanna,
                                               su santuario puro,
                            el adorna su persona con la vestimenta de la                                                                                            divinidad suprema
                            el res­plandor brillante de Sin
                            la hace relucir como el día
                            de soberbios adornos y divinos atavíos.

                             De buen grado él da a su brazo el cetro
                                               de la realeza
                            árbol terrible, arma sin perdón!

                             El asegura sobre su cabeza la magnífica tiara
                            que es semejante a la del jefe Nannar
                            mi función que no puedo perder
                            todo cuanto es mío te lo doy!

                             Como a mi mismo [yo lo he hecho] que Enlil
                                               Señor de los países
                            legítimamente también te trate con honor!                                                               (63)

El relato puede datarse en el siglo XII aec, en plena época en que reinaba Nabucodonosor I (1146-1123).

Por una parte, nos habla sobre el planeta en sí, dando las razones del porqué de su ubicación en el cielo, de cómo está rodeada por otras estrellas y por qué es la más brillante de las lumina­rias y por qué se ubica entre el sol y la luna, el día y la noche.

Por otra, implícito encontramos su ubicación en la triada astral, que se corresponde a la perfección con la iconografía.

Inanna/Ištar reúne en sí el poder de la gran triada cósmica incluyendo los decretos de Enlil y Ea, los "me" que son los elementos de la civilización y el porvenir del hombre.[13]

A Inanna/Ištar le es entregado de manos del propio Anu el cetro de la realeza. De ahí que ella jugara un rol preponderante en el aspecto político, otorgando a los reyes su poder e invistiéndolos de su realeza, gobernar las ciudades y decretar la duración de los reinados. Varios escritos pueden ejemplificar lo dicho.

Si La exhaltación de Ištar nos narraba la ascensión de Inanna/Iš­tar a lo más profundo del cielo, el que hoy nos ocupa la sumerge en lo más profundo de la tierra, en el reino del que no se vuelve, el mundo inferior.

El relato podría, perfectamente, estar dando razón de los momen­tos de visibilidad e invisibilidad del planeta en el tránsito celeste. Eso, al menos, es lo que quisimos testimoniar en la investigación publicada en 1984.

Conocemos, lo narrado por la versión sumeria.  La versión semita cuenta:

                             Hacia el país sin retorno, dominio de [Ereškigal]
                            Ištar, la hija de Sin [ha vuelto] su pensamiento
                            Ella, la hija de Sin tornó su pensamiento
                            hacia la oscura morada, mansión del Irkalla.....
                            Hacia la morada cuya entrada es sin salida,
                            hacia el camino, cuya distancia es sin retorno,
                            hacia la morada, donde aquellos que entran son                                                                                       privados de luz
                            donde el polvo [alimenta] su hambre [y]
                                                        su pan es la arcilla,
                            ellos no ven la luz, ellos permanecen en tinieblas
                            ellos están vestidos, semejantes a los pájaros,
                    con una vestimenta de plumas
                            sobre la puerta y el cerrojo se extiende el polvo"              

En ambas está lo esencial: La diosa ha decidido emprender un viaje el Mundo Inferior, cruzará sus puertas para perderse en ellas y sumergirse en las tinieblas.

Una vez que hubo perdido toda su vestimenta y traspasado la última puerta, el poeta semita nos indica que el orden se tras­trocó.

                            Después que la señora Ištar [hubo descendido al                                                        Mundo Inferior]
                            el toro no cubre a la vaca [el asno no monta a la
                                                        burra]
                            En la calle [el hombre no fecunda a la doncella]
                            El hombre yace [en su cámara, la doncella yace                                                 sobre su costado][14]                        

lijamente el cuerpo de la diosa; con la sola excepción de la corona de su cabeza, pareciera que no porta más insignias reales, el resto lo constituyen sus joyas y los brillantes atuendos que cubren las partes de su anatomía: el ceñidor de sus caderas, el calzón de su cuerpo.

Asimismo, es en la versión semita donde encontramos el trozo aquél que señala que su detención ha causado estragos en el ciclo de la vida: la fertilidad se ha detenido. No hay alusión de este hecho en el relato sumerio.

El poeta nos señala que el viaje de la diosa trae hondas conse­cuencias que irrumpen en el ciclo de la vida. La diosa del amor y la procreación ha Pero volvamos a nuestro postulado inicial: El planeta sigue su curso inexorable, aparece en el atarde­cer y, gradualmente, va cayendo hasta desaparecer en el horizonte y perderse para volver a surgir en la mañana. ¿Hacia dónde fue?  ¿B­ajó a lo profundo del abismo? Labat nos reafirma la creencia o intuición primera al señalar que el relato viene a explicar el período de invisibili­dad del planeta.

Cuando la diosa desciende al Mundo Inferior, debe traspasar siete puertas, siete etapas que la llevarán a su invisibilidad, para ser invisible debe despojarse de sus atuendos. ¿Corresponden los atuendos que se quita a las puertas que atraviesa? He aquí lo que señalan ambos relatos: el sumerio y el semita:
                                                        
Ambas versiones, sumeria y accadia,  tienen varios puntos en común y nos sirven para comparar ciertos detalles puntuales que nos permiten constatar un hecho curioso: el relato sumerio es mucho más ceremonial, más cultual: la diosa se despoja de  los atavíos de su realeza.

El semita, es más sensual, recorre prosido retenida en el Mundo Inferior y a conse­cuencia de ello la vida sexual se detiene sobre la tierra. Sólo su regreso asegurará que el ciclo vital vuelva a la normali­dad.

Ninšubur el fiel mensajero golpea a las puertas de los grandes dioses, sólo Ea/Enki, el dios creador de los hombres y poseedor de los instrumentos de la civilización actúa para hacerla regre­sar. Curiosa la conexión entre la diosa del amor y la fertilidad y el dios de la sabiduría, no es primera vez que la encontramos, ¿significará esto una ratificación de la importancia del sexo como instru­mento de civili­zación?.[15]

Merced a la ayuda de Enki, la diosa retorna al Mundo de Arri­ba....el planeta hace su apari­ción  como divinidad matutina.

Primero, la diosa del amor, Venus vespertina que brilla fuerte­mente en el firmamento decide descender al mundo inferior, cae sobre el horizonte y desaparece por un período de tiempo. Ha ido, señalan algunos, en busca del amante de su juventud, Dummu­zi, lo que según decíamos no era efecti­vo.

Después de la intervención de los seres creados por Enki, la diosa des-an­da el camino y va recuperando vestimenta y atributos. Encontramos otra diferencia entre los relatos: en la versión semita ella recupera progresivamente y en orden inverso los atuendos que perdió. El relato sumerio, en cambio, sólo hace alusión al cetro y a un arma en su cintura. Este último elemento no estaba registrado entre las cosas que fue entregando al traspasar cada una de las puertas (?)



                            Inanna asciende desde el mundo inferior
                            los pequeños demonios como la lanza de mango largo
                            los grandes demonios como.....
                            caminaban a su lado
                            Ella al lado de su rostro no había [mensajero]
                                               llevaba una vara en su mano
                            Ella al lado de su cuerpo no había [portador],
                                               llevaba un arma en la cintura
                            Los que acompañaban a Inanna.
                            [eran seres que]no conocen comida, no conocen agua
                            que no comen harina esparcida
                            que no beben agua libada
                            Que arrebatan la esposa del regazo del marido
                            Que arrebatan al niño del.....de la nodriza"

¿Solo vara/cetro y un arma hacen de ella una imagen terrible  ante cuya presencia hasta los Anunnaki huyeron?

Venus, en toda su majestuosidad brilla nuevamente en el firmamen­to, es visible nuevamente. ¿Ha desaparecido en Uruk y aparecido en Akkad? Venus, en su aparición doble es adorada como diosa vesper­tina en Uruk y como matutina en Accad.

Insistiendo en el punto astral, intentamos encontrar una concor­dancia entre las siete puertas que debía cruzar con idénticas fases del planeta. Pero ello no fue posible porque las fases visibles del planeta, -a simple vista y siempre que las condicio­nes climáticas lo permitan-, no son más de seis. Hay quienes aseguran que las fases de Venus, al igual que la luna no son más que cuatro, no obstante es posible distinguir hasta seis fases según lo atestigua el estudio fotográfico de Slipher y que se encuentra en la lámina n° 85b CJ14 y 65a en manuscrito original.­

También intentamos ver en el mapa estelar del cielo si era posible encontrar siete obstáculos que pudieran equipararse a las siete puertas. En el encontramos lo siguiente: el río del cielo, la vía láctea. Y las zonas que corres­ponden a los grandes dioses: la primera, el Ecuador, de Anu, la segunda, el Trópico de Cáncer, Enlil y, la tercera, el Trópico de Capricornio correspondiente a Ea, y, las estaciones zodiacales.

Tampoco tuvimos respuesta desde ese punto de vista.

Pero recordando que los mesopotamios creen en la  llamada "teoría de los espejos", esto es que todo cuanto sucede en el mundo superior se refleja en la tierra, pensamos que podríamos ver exacta­mente las siete puertas a las que hace mención el relato.

Entonces:

a) si Venus vespertina era adorada en Uruk y la Venus matutina en Accad, ambas ciudades corresponderían al inicio y término del recorrido del planeta.

b) Si Alfred Jeremías escribió que a cada uno de los cinco plane­tas le corresp­onden grupos de estrellas fijas con las que cada planeta tiene una vinculación esencial, estas estrellas eran puestas bajo la soberanía del planeta.

c) Si a cada dios le correspond­ía un planeta (a Nergal Marte, a Marduk Júpiter, etc) y a cada dios le competía reinar en una ciudad.

Entonces, ¿por qué no superpo­ner al  mapa terres­tre el mapa estelar y ver qué es lo que acontece?

Si así lo hiciéramos, podría­mos eventualmente saber qué estrella fija corresponde a cada una de las ciudades mesopotámicas.[16]

En el Descenso de Inanna/Ištar  aparecían en la primera estrofa de la versión sumeria del relato  siete ciudades con sus siete templos, los que ella abandona cuando emprende el viaje.

¿Podría existir algún modo de relacionar estas siete ciudades con sus templos, con algunas estrellas?

La respuesta la ofrece el Ritual del Año Nuevo donde la diosa es "asimilada" a siete estrellas, dos de las cuales tienen una connotación estrecha con la fertilidad: Hegala, la estrella de la abundancia y Balteša, la estrella de la sensualidad.

Si unimos todos los datos, siguiendo rigurosamente ambos relatos, tendremos:


       
Aún cuando seguimos rigurosamente el relato sumerio del Descenso de Inanna y el Ritual del Año Nuevo  en la secuencia tanto de las ciudades y templos como de las estrellas, no nos fue posible asegurar con certeza que en la lista que damos correspon­da a cada ciudad determinada estrella. Pero lo import­ante fue, a nuestro juicio el haber tenido la oportunidad de establecer el recorrido  astral y terrenal de la diosa.

Sumado a ello agregaremos otra idea que nos parece pertinente: también en este relato encontramos implícito los roles de la diosa de la guerra y del amor íntimamente relacionado con sus apariciones diarias.

Venus vespertina reina en Uruk, una de las representantes más típicas del sistema sumerio de la ciudad-estado, floreciente, civilizada, imbuida del ideal sumerio de la paz.

Venus matutina, en cambio, reina en Agade, la ciudad capital, centro del gran imperio sargónida, cuyo pensamiento, semita, es opuesto al sumerio, es imperial. Pero, en lo cultural, sin embargo, absorbió la civilización sumeria formando una síntesis extraordinaria, cuya manifestación más representativa en el arte, lo encontramos en las pinturas murales de Mari, donde el pragma­tismo e hieratismo sumerio se ve alivianado por la fantasía semita.

Ahora bien, ¿que acontece con la numerosa iconografía que tenemos de ella, por ejemplo, con un pie posado sobre un león? También  podríamos encontrar respuesta revisando su tránsito por el mapa estelar.

Es aceptado por todos, sin discusión,  que Inanna/Ištar y el planeta son un mismo ser divino, se sabe 'científicamente hablan­do' que posee un comportamiento astral peculiar ¿por qué no aceptar que haya sido ese comportam­iento astral tan especial contem­plado a fondo por los mesopotamios quienes lo explicaron de la única forma que el hombre de esa época podía hacerlo, el lenguaje mítico,  ¿por qué no aceptar que su preeminen­cia e impor­tancia está dada por el comportamiento astral del planeta?

No cabe duda que algunos dirán que no hay bases suficientes para establecer que como diosa del amor y de la fertilidad, Venus -en este caso vespertina- tuviese influencia directa o indirectamente sobre ciertas particularidades del ciclo vital. Pero acaso ¿no es decidor el que forme parte de una triada en la que se encuentra el sol y la luna?.

Según Jere­mías, es muy significativo que en el principio del mes, especial­mente en el día de luna llena, es cuando el planeta tiene su más alta fuerza luminosa. En ese período, señala el autor, mucho se valorizaba la vinculación de su aparición con nubes iluminadas y con diferentes apariciones del viento: No olvidemos que el viento trae las nubes, las nubes traen la lluvia, la lluvia fertiliza la tierra....todos ellos elementos íntimamente relacio­nados con Sin, a cuyo lado se encuentra y, que como hemos visto, la luna ha sido de antiguo asociada a los ciclos de la naturale­za.

Creo que en el Descenso de Inanna, además de encontrarla en su doble rol,  de diosa de la guerra y del amor, encontramos palpa­ble su conno­tación astral ya que el relato si correspondería especí­fi­camente a un intento de explicar su tránsito estelar y su período de invisibi­lidad en el cielo.

¿Cómo sustraerse a una personalidad como la de ella, quien a petición expresa de los dioses, llegó ocupar el lugar más impor­tante  del panteón detentando el poder supremo conced­ido por Anu?

Tengo la certeza que la relación un tanto neurótica entre Inanna­/Ištar y yo, iniciada hace mucho más de una década, se mantiene vigente. Aun cuando no se evidencia en forma continua está latente y trata de emerger continuamente. Incluso, en plantea­mientos que parecieran tan alejados de su contexto como la histo­ria, ¿la virgen María?, ¿una Juana de Arco? y el femi­nismo actual, ¿acaso no es un intento de liberar los aspectos que de esta diosa existe en el género femenino?   ¿Acaso la mujer no tiene algo de virgen, de  guerre­ra, de amante, de madre?

Inanna/Ištar, manantial inagotable, aguarda al acecho, esperando el minuto de reaparecer.

Así ocurrió  en 1991-92, y surgió el estudio acerca de Inanna/Iš­tar en la franja siro-canaanea. Mañana tal vez será en Egipto, Grecia, América..... ¡nunca se sabe!







[1] Hay dos libros en los que se trata el tema de origen y evolución de la diosa Inanna Ishtar publicados en Cuadernos Judaicos del Centro de Estudios Judaicos de la Universidad de Chile y que pueden encontrarse digitalizados en el sitio www.cuadernosjudaicos.cl
[2] ANET, pp. 52
 [3] Los me, en alguna oportunidad habían estado en poder de Enki, de quien la diosa los arrebató. Corresponderían a cosas concretas, a los elementos civilizatorios.
[4] La diosa llega imponiendo su voluntad, dando órdenes. ¿Supondrá que el portero las acatará?
[5] Cuestiona irreverentemente su poder y la increpa, como diciendo que ella no tiene derecho a ordenar porque ese dominio no le pertenece
 [6] ANET, 52, nota 6
 [7] cfr. J. Bargúa Historia de las Religiones, pp.179 y 151 respectivamente.
[8] cfr. Moreno, J. Los sueños en el Antiguo Oriente, ms. p. 3.
[9] cfr. Taton, Historia general de las Ciencias, p. 96
[10] id. ibíd.
[11]   Whipple, F. Orbiting the sun, p. 1
[12]    Idem, p.182.
[13] En este punto se entronca con el relato al que hicimos mención anteriormente,  en el que Inanna se apropia de los "me" que poseía Enki.
[14] He aquí que ha puesto en peligro la armonía, la ferti­lidad de los campos, hombres y animales, todo para qué, por qué? ¿sólo porque puso su pensamiento en el más abajo? Tal vez fuera todo un juego de dominio que la llevara a arries­garse porque también quiere tener el dominio total?
[15] Recordemos La epopeya de Guilgameš. "Donde aparece la presencia de Enkidu, creado para competir con Guilgameš pero que deviene en amigo y compañero. ¿Quien es este Enkidu? Un ser que compartía un lenguaje común con los animales, comunicación que pierde al humanizarse, una humanización realizada merced al trato sexual con una 'ištaritu'. [falta intercalar el texto en CJ 14 p 74]
La moza, sacerdotisa del templo de Eanna, representa a la diosa. El sexo nos es presentado como principio de sabiduría ¿Qué relación hay entre esta diosa y los dioses de la sabiduría? ver p. 74 y ss en CJ 14.
[16] Por ejemplo, Taton señala que el cuadrado de Pegaso corresponde al Templo de Babilonia y que Cáncer y Osa Mayor corresponden a Sippar y Nippur respectivamente.
En el ANET vemos que al E.SAGIL "imagen del cielo y de la tierra" se le denomina estrella IKU. El E.SAGILA es el templo de Marduk en Babilonia. Pudiera ser, que ella fuese la estrella fija que correspondiese a esa ciudad. Además, por el hecho de su relación con Marduk, tal estrella estaría en íntima relación con el Planeta Júpiter (Nebiru).






LOS PATRIARCAS Y LA PROMESA HOY

Abraham, Isaac y Yaacov son personajes importantes en el acontecer histórico de nuestro pueblo. Ellos están insertos en los orígenes mismos de Israel y son, con plena realidad, los inicia­dores no sólo de nuestra historia sino también de la fe de Israel.

Todo comenzó con Abraham, un hombre que vivió una experien­cia religiosa excepcional:

                    LEJ LEJA, Vete de tu tierra y de tu parentela y de la casa de tu padre al lugar que te mostraré y haré de ti una nación grande y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre y serás bendición. Bendeci­ré a los que te bendicen y a los que te maldicen maldeciré, serán benditas en ti todos las familias de la tierra


Abram escuchó el llamado, rompió con todo y abandonó el lugar de su residencia. Su suerte fue echada: él entró en diálogo con Dios, un Dios que le amó y cuya fe le tocó difundir en la tierra.

Sin mirar hacia atrás se dirigió a una tierra que descono­cía, fue hacia un destino en el que habría numerosa descendencia, una tierra y una mediación universal en favor de 'todas las nacio­nes'.

Era Abram de 99 años, cuando se le apareció Dios y le dijo Yo soy el Todopoderoso, anda delante de mí y sé perfecto. Y pondré mi pacto entre mí y ti y te multiplicaré en gran mane­ra...

Mas adelante el texto señala que Abraham se postró rostro en tierra y Dios le señaló Hé aquí mi pacto...  y se lo anunció.

Abram supo que ese pacto no era con Abram sino con Abraham, es decir, con el padre de muchos pueblos, en ese momento estaba en juego el futuro de más de un pueblo.

A los cien años se le prometió un hijo en Sarai, su mujer. Al escucharlo, ambos rieron: ¿un hijo a su edad y siendo ella una mujer estéril?  Nada es imposible para Dios, el hijo nació y de este modo comenzó el cumplimiento de la promesa: Puesto que hay descendencia hay también futuro.

Dios podía estar absolutamente seguro de la obediencia y de la fe de Abraham. También esta fe y obediencia a Sus mandatos serían continuadas en su hijo Isaac. Sin embargo, vemos que Dios le dice:

                    Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac a quien amas y vete a tierra de Moriah y ofrécelo allí en sacrificio sobre uno de los montes que Yo te diré.

Y ¿qué sucedió? Abraham no dijo nada. Se levantó muy de mañana y se  preparó para el viaje. Curioso, Abraham no cuestionó la orden divina, una orden que contradecía la propia promesa que Dios le hizo: Isaac era la continuación de la simiente de Abrah­am, era el futuro, la descendencia numerosa.




Rembrandt. El Sacrificio de Isaac.
Fuente de obtención de la imagen:   artehistoria.jcyl.es


¿Por qué Abraham, que en otras oportunidades había intercedi­do ante Dios por los demás, esta vez no lo hizo en favor de su propio hijo?

Cuando todo estaba dispuesto para el cumplimiento de la orden divina, llegó la contra-orden y el acto sacrificial no se consu­mó. ¿Por qué?  Hay quienes dicen que fue para enseñarnos que el Dios de Israel no precisa de sacrificios humanos. Otros señalan que fue para enseñarnos que un padre no debe tener preferencia por uno de sus hijos.

En todo caso Isaac sobrevivió y se casó. Eligió esposa no entre las mujeres cana’aneas, sino desposó a una de la familia. Tuvieron dos hijos Esaú y Yaacov. Yaacov supo de una vida azaro­sa, de engaños, exilio y retorno. Yaacov fue un hombre al que Dios bendijo con una descendencia numerosa: doce hijos, que constituyeron las doce tribus de Israel.


Yaacov y sus doce hijos
Fte. de obtención de la imagen: actividadesmormonas.com

 
Abraham, Isaac y Yaacov constituyeron la cadena esencial en la forma­ción de nuestro pueblo. Eran hombres que tenían una profunda fe en ese Dios que siempre les acompañó y que les ayudó a forjar un fuerte sentido de pueblo. Ellos fueron  hombres que siempre -incluso en los peores momentos- estuvieron seguros de que la promesa divina se haría realidad si mantenían la alianza.

Y lo que surgió con ellos se mantiene vigente en nues­tros días porque nosotros, el pueblo de Israel mantenemos nuestra fe en la promesa. Y... ¡¿como no hacerlo!?

La descendencia existe a pesar de que  través de cuatro mil años de historia se han levantado muchos pueblos para exterminar al nuestro: egipcios,asirios, babilonios, seléucidas, romanos.... potencias de antaño que ya no existen. Los enemigos modernos, como Hitler, también han perecido. El pueblo judío, en cambio, sigue vivo.

La tierra de promisión que Dios juró dar a Abraham y a su progenie es Eretz Canaán, a la que los hebreos llamaron Eretz Israel, Tierra de Israel.

En esa tierra asentaron sus tiendas nuestros patriarcas. A esa tierra debía Moisés llevar a los esclavos que liberó de Egipto. En esa tierra surgió la monarquía, David conquistó Jerusalem y Salomón construyó el templo.

En esa tierra hubo vida judía independiente y soberana. A esa misma tierra regresaron los exiliados de Babilonia y recons­truyeron la vida nacional. Allí se alzaron nuestros hermanos -en repetidas rebeliones destinadas a hacer valer sus derechos y luchar por su libertad de culto y de pensamiento.

En esa tierra estuvieron puestos los ojos de miles de judíos dispersos por el mundo que, diariamente, oraban por la recons­trucción  de Jerusalem y la redención nacional. Y, a esa tierra que Dios prometió a nuestros padres por heredad, después de 2000 años de exilio, retornaron hermanos que decidieron dejar de ser meros espectadores de la historia para convertirse en actores de la misma y re-vivir la soberanía en Eretz Israel. Y, en Eretz Israel, la tierra de Israel, surgió Medinat Israel, el Estado de Israel.


Knesset. Parlamento de Israel
Fte. obtención de la imagen:  bajurtov.wordpress.com

La promesa de entonces no ha perdido vigencia: existimos. Somos un pueblo y hemos vuelto a re-encontrarnos en nuestra tierra.

La Promesa se ha cumplido con creces:

"Bendito sea Aquél que nos ha otorgado vida y subsistencia y
 nos ha permitido  llegar hasta el presente"








 SOBRE JUDAÍSMO, HISTORIA Y CULTURA JUDÍA



El pueblo de Israel es un pueblo que emerge en el segundo milenio antes de la era común y cuya historia se entronca con la historia de la cultura universal a la que, sin duda alguna, ha brindado aportes valiosos, recibiendo de ella, a su vez, influencias que han sido aprehendidas y re-elaboradas a la luz de la tradición.


Ha habido flujo y reflujo en estas relaciones, ha habido un intrincado juego de redes culturales entre diferentes sistemas de pensamiento que debe estar presente toda vez que se desee realizar un estudio serio de la cultura judía, cuyos anales abarcan alrededor de 4000 años.

Hablar  de cultura judía es hablar de judaísmo y el judaísmo -como dijimos en nuestra presentación- es algo complejo, que trasciende la esfera de lo propiamente religioso.

Decíamos que el judaísmo es un sistema de vida basado en la Torá, concebida ésta como Torat-Jayim (enseñanza de vida).

A su vez, la Torá ha sido interpretada a la luz de la tradición oral, la que se encuentra compilada en el Talmud, palabra derivada de limed, enseñanza, y usada justamente en el sentido de enseñanza, conocimiento y estudio.

Es el Talmud el encargado de explicar y reglamentar todos los aspectos de la vida diaria con la finalidad explícita de no transgredir la enseñanza, es decir, de no transgredir la Torá.

A lo largo de cada una de las etapas de la vida del individuo, el judaísmo no sólo estipula lo que debe hacerse sino, además, cómo, dónde y cuándo hacerlo.

Puesto de este modo, es evidente que la forma de vida judaica se encuentre reglamentada hasta los más mínimos detalles y que, el judaísmo, -visto desde afuera-, resulte para muchos, un sistema totalitario y absorbente.

Uno de los intentos de definición más recientes del judaísmo es la del Rabino Mordechai Kaplan, quien lo define como una civilización y, como tal

Mordechai Kaplan. Imagen obtenida de http://www.gutenberg.org/


"...no tiene solamente que transmitirse, tiene que transformarse a medida que surgen nuevas necesidades. Es decir, tiene que hacer algo más que conservar las glorias del pasado, debe evolucionar para afrontar el desafío del futuro... "[1].

Y eso es justamente lo que acontece, de allí que a la luz de la Torá y bebiendo siempre de las mismas fuentes, el judío lee y re-lee, interpreta y re-interpreta las enseñanzas para poder vivir de acuerdo a ellas a lo largo de su historia y fruto de ese estudio y re-interpretación, conviven al interior del judaísmo diversas posiciones.

El judaísmo y la cultura judía son entendibles a la luz de la historia del pueblo judío y para conocer esta historia, desde sus inicios, debemos adentrarnos en la lectura de la Biblia que, como bien lo sabemos, es una colección de escritos conservados desde la época en que el pueblo hebreo poseía independencia y formaba parte de su literatura nacional que, posteriormente canonizada y con el carácter de Sagradas Escrituras, constituyó la base del judaísmo.

Los hechos narrados en ella cobraron su verdadera significación histórica cuando Jean Paul Botta descubrió en el norte del actual Irak relieves de un palacio asirio.



En ese instante comenzó la gran fiebre por la arqueología bíblica y se formaron numerosas sociedades de investigación arqueológicas que, tomando como base los escritos bíblicos, procedieron a realizar excavaciones con el fin de demostrar que la "Biblia era verdad".

De este modo, paulatinamente, el mundo fue siendo testigo de los descubrimientos que arrojaban luz a los acontecimientos relatados en dichos textos.

Con Jean Paul Botta salió a la luz el gran Sargón II, monarca asirio, vencedor de Samaria, la capital del Reino de Israel, y las inscripciones en las que se recordaban los detalles de la deportación de los israelitas[2].

En 1845 llegó a Mosul Henry Layard, quien se dedicó a excavar las grandes ciudades asirias: Nínive, Kalah y Assur. Sus hallazgos fueron importantes porque incluían relieves que mostraban a otro asirio, el rey Salmanasar III, recibiendo el tributo que le entregaba Jehú, "el temible monarca" israelita[3].

Al inglés Layard se debe el conocimiento del relieve que muestra a Sennaquerib asediando la ciudad de Lakish[4].

En 1872, hubo una gran conmoción cuando George Smith logró traducir la primera versión cuneiforme del "Diluvio".

Los hallazgos arqueológicos fueron en aumento. Ellos permitieron recuperar parte del patrimonio cultural de los pueblos con que, -en mayor o menor medida-, se contactó Israel y sacaron a la luz personajes y temas que tienen sus paralelos en el texto bíblico.

Nada viene de la nada ni brota por generación espontánea. La Biblia es producto de su medio: Israel no está sólo, debe estudiársele dentro del contexto de los pueblos del Medio Oriente donde se halla inserto y de las relaciones que mantuvo -a lo largo de toda sus historia- con los pueblos que lo rodeaban y, muy especialmente con el lugar desde donde se dice que habría surgido el primer patriarca: Abraham.

"Y dijo Dios a Abraham: Vete de tu tierra y de tu parentela a la tierra que Yo te mostraré..."

En Génesis 12:1 vemos a Abram convertirse en protagonista de una migración, producto de un acto de fe condicionado a las circunstancias de la época.

La historia de Abram (Abraham), siglo XVIII a.e.c., nos sitúa en plena época de Hammurabi, lo que implicaría que tanto Abraham como su familia habían asimilado la cultura súmero-babilónica mucho antes de que los hebreos formaran una nación.

El patriarca hebreo se fue de Mesopotamia por mandato divino, para dirigirse a la Tierra Prometida. Abandonó la zona pero no cortó relaciones con ella.

De hecho, hacia allá se dirigió Eliezer en busca de esposa para el hijo de su amo[5], También hacia esos lados huyó Jacob escapando de la ira de su hermano Esaú[6]. Fue allí donde encontró esposa[7] y desde allí retornó a la tierra de promisión[8].

El origen de esta familia patriarcal se encuentra en la Mesopotamia (actual Irak), lugar donde estuvieron insertos en el contexto socio-cultural de la zona y, al salir de allí para dirigirse a la Tierra Prometida, llevaron consigo todo ese bagaje cultural que adaptaron a su forma y aspiración de vida, de acuerdo a su propia concepción religiosa.

El Libro de Génesis ilustra la época patriarcal, Éxodo nos entronca con la figura de Moisés y los años de esclavitud  a que fueron sometidos los hebreos cuando "se levantó un faraón que no conoció a José"[9].

Egipto y Canaán son vecinos cercanos y, a no dudar, desde tiempos prehistóricos hubo entre ambas zonas un continuo intercambio y comercio. Tanto los documentos egipcios como la Biblia atestiguan la costumbre semita de entrar al Valle del Nilo en épocas de sequía, en busca de pastura para sus animales.

Si bien no se han encontrado documentos egipcios que den testimonio directo  de la presencia de Israel o de los hebreos en Egipto, no lo es menos que la tradición bíblica merece crédito, un crédito que debe otorgársele porque una tradición como la que narra no puede ser inventada.

No se trata de la narración de una epopeya gloriosa que marca el inicio de un pueblo, sino del recuerdo ignominioso de una servidumbre en una tierra extraña[10]. Algo así no puede ser más que el reflejo de una realidad lejana, pero realidad al fin, que se mantuvo viva por generaciones y que fue transmitida oralmente hasta el momento en fue puesta por escrito.

Por el lado egipcio hay una serie de condicionantes que explicarían esta falta de documentación. Por ejemplo:

a)      los contactos siempre se realizaron en la zona del Delta donde, prácticamente, no se han encontrado documentos oficiales;

b)     lo que se conoce sobre Egipto está basado principalmente en textos religiosos grabados en tumbas y templos y son muy pocos los informes especiales que han llegado hasta nosotros;

c)      los egipcios normalmente no distinguían a las tribus o pueblos extranjeros o cautivos, mencionándolos bajo términos generalizados, nunca específicos;

d)     los anales egipcios eran siempre positivos y enfatizaban las victorias del faraón. No acostumbraban a mencionar sus derrotas y debilidades a menos que estuviesen referidas a épocas pretéritas y hubiesen sido, finalmente, de modo satisfactorio.

Por el lado bíblico, al leer los relatos que hablan de la estancia de los hebreos en Egipto, se evidencia un rico colorido local que ilustra muy bien las costumbres egipcias.

Resulta notorio que quien haya reproducido estos relatos, especialmente los relacionados con José, debió ser alguien que conocía muy bien el país y sus costumbres[11].

El éxodo de Egipto, siglo XIII a.e.c.- es el acontecimiento fundamental de la historia de Israel. Es posible que no se encuentren datos extra-bíblicos al respecto, pero Israel ha recordado esta liberación en todas las épocas de su historia hasta nuestros días, conscientes de que fue ese acontecimiento el que los transformó verdaderamente en pueblo, a través del pacto en el Monte Sinai.

"Ahora pues, si de veras escucháis mi voz y guardáis mi alianza, vosotros seréis mi propiedad personal entre los pueblos porque mía es toda la tierra, seréis para  mí un reino de sacerdotes, una nación santa..."[12]

La santidad se consigue a través del cumplimiento de la enseñanza de la Torá, que nos entrega una serie de deberes que llevan a una vida normada por conductas que no sólo dicen relación con la adoración, el ceremonial y la justicia, sino sobre materias tales como la filantropía, la amistad personal, la amabilidad, la actividad intelectual, la creación artística, la cortesía, la conservación de la salud y la atención sobre la dieta. En estos deberes el judío ve un llamado a Dios para que  "éste salga de su absolutismo y entre en  relación personal con él para hacer al hombre más personal, más auténticamente humano".[13]

En los libros Levítico, Números y Deuteronomio han sido compiladas, en forma exhaustiva, esas normas de comportamiento[14].

Con la revelación en el Sinai las tribus devinieron en pueblo. Corresponde ahora el ingreso a Canaán, al mando de Josué, de acuerdo a lo que Dios mandó:

"Ahora, pues, sé valiente y firme, porque tú vas a  dar a este pueblo la posesión del país que juré dar  a sus padres"[15].

Una historia libre en su patria, la Tierra de Israel, el paso de tribus confederadas a monarquía unificada: Es la época de Saúl, David y Salomón.

El siglo X a.e.c. fue el siglo que presenció la conquista de Jerusalem, ciudad que fue convertida en capital del reino y a la que David llevó el Arca de la Alianza[16].

Salomón, su sucesor, se preocupó de la construcción del Templo y de convertirla en un centro de comercio internacional[17].  A la muerte de Salomón, el "rey sabio", el reino se dividió. Jerusalem continuó como capital de la reducida monarquía de Judá, a la que permanecieron fieles las tribus de Judá y Benjamin, quienes aceptaron al hijo de Salomón como heredero al trono.

Las diez tribus restantes juraron lealtad a Jeroboam e instauraron el Reino de Israel, al norte, cuya capital fue Samaria. La historia independiente de ambos reinos fue sesgada por los conquistadores asirios y babilonios.

Los asirios pusieron fin al Reino de Israel y deportaron a sus habitantes, como resultado de ello se habla de las "diez tribus perdidas"[18].

En el 586 a.e.c., los neobabilonios, después de largos tres años de asedio a la ciudad de Jerusalem, destruyeron el Templo, devastaron la ciudad y los sacerdotes y dirigentes fueron exiliados a Babilonia[19].

En este momento histórico se produjo el segundo encuentro de Israel con la cultura mesopotámica.

A diferencia de lo que aconteció con los habitantes del reino de Israel, los de Judá sobrevivieron como judíos y el judaísmo se mantuvo a pesar del cautiverio.

Esto fue posible porque los judíos que llegaron a Babilonia poseían una colección de escritos que llegaron a ser el núcleo de la Torá y les permitió mantener vivos aquellos recuerdos que debían y querían conservar[20].

Sin la existencia del Templo no puede haber sacrificios que ofrendar a Dios, entonces, surgieron una serie de modificaciones importantes:

a)      surgió el "lugar de reunión", la beit haknéset o casa de la asamblea,  donde la lectura de las escrituras constituyó la base del ritual sinagogal.

b)     las oraciones y algunos ayunos vinieron a reemplazar a los sacrificios[21].

Durante el exilio, el saber y la instrucción babilónicas fueron infiltrándose en la mente y el pensamiento hebreo de modo tal, que a su regreso, llevaron consigo diversas prácticas litúrgicas, educativas y jurídicas que adaptaron a su aspiración de vida y a su concepción religiosa.

Babilonia fue destruida a su vez por Ciro, rey de Persia:

"En el año primero de Ciro, rey de Persia, en cumplimiento de la palabra de Adonai, por boca de Jeremías, movió Yahveh el espíritu de Ciro de Persia, que manda a publicar de palabra  y por escrito en todo su reino: Así habla Ciro, rey de Persia: Yahvé, el dios de los cielos me ha dado todos los reinos de la tierra. El  meha encargado que le edifique una casa en Jerusalem, en Judá. Quien de entre vosotros pertenezca a su pueblo, ¡sea su Dios con él y suba!"[22].

Ezra, el escriba, fue el encargado de encabezar el núcleo de judíos que, -exiliados en Babilonia-, decidieron retornar a su patria. Quienes regresaron encontraron una realidad que no correspondía a las imágenes idílicas de los profetas:

Había una pequeña comunidad desmoralizada, numerosos matrimonios mixtos y una población casi abandonada en lo religioso y bastante proclive a cultos extranjeros[23]. No obstante la desilusión, los recién llegados lucharon y trabajaron duramente. Ezra con gran energía organizó la comunidad y obtuvo de los judíos el compromiso de vivir de acuerdo a la Torá[24].

Cerca de 112 años vivieron en relativa paz hasta que Oriente se convulsionó con la llegada de Alejandro Magno. Alejandro representó mucho más que una mera corriente bélica victoriosa: llevó consigo la cultura helénica a Oriente y el choque cultural produjo obras de gran envergadura[25].

A la muerte de Alejandro, sus generales se dividieron el vasto imperio. Así fue como en Oriente Seleuco quedó con la parte norte, -capital Antioquía-, y Ptolomeo heredó Egipto, con Alejandría como su capital.

Emergieron dos grandes imperios, el Seléucida y el Lágida. La lucha entre ambos poderes imperiales fueron frecuentes y el pequeño estado judío cambió de manos varias veces.

En el siglo II a.e.c., los judíos eran tributarios de los seléucidas. Su rey, Antíoco, estableció que sólo Zeus podía ser objeto de adoración y colocó una estatua de esta divinidad en el Templo de Jerusalem para que se le rindiera culto.

La rebelión surgió en el norte, en Modiín, encabezada por Matatías, de la familia de los hasmoneos. La victoria llegó recién en el 165 a.e.c.[26].

Luego de una época de monarquía idumea y de procuradores romanos[27]. Roma envió tropas a esa zona para imponer el orden.

Después de tres años de asedio, un 9 de Av del año 70 e.c., los romanos abrieron una brecha en los muros de Jerusalem e ingresaron a ella victoriosos. Los romanos conquistaron y avanzaron al interior de la ciudad e incendiaron el Templo. Más tarde, prohibieron a los judíos residir en Jerusalem y la expulsión, por edicto, dio origen a la gran Diáspora, el Galut.



Así se inició la segunda fase de la historia de este pueblo.

En Oriente y Occidente se instalaron comunidades judías que vivieron en barrios cerrados y acorde a sus tradiciones y costumbres.

En Europa, la existencia de núcleos de judíos está comprobado desde fines de la época bíblica. Su número fue en aumento gracias a las conversiones, la deportación de prisioneros de guerra y las migraciones pacíficas hacia la capital del Imperio.

Comunidades establecidas con todos los requisitos que precisa una comunidad judía se encuentran en Europa sólo a contar del siglo III.

La situación de los judíos fue cambiando con el tiempo. En un comienzo, cuando el Imperio Romano era todavía pagano, los judíos eran tratados con tolerancia y el judaísmo era considerado una "religio lícita".

Esta situación cambió cuando el Cristianismo se convirtió en la religión oficial del imperio. Desde entonces se comenzó a vivir un clima de intolerancia y la Iglesia Católica empezó a desarrollar, lentamente, un código antijudío que alcanzó su forma definitiva en el Concilio de Letrán en 1215. Las restricciones que el Concilio impuso a los judíos se vieron reforzadas por el prejuicio popular.

En Oriente las cosas no se dieron mejor. Los judíos vivían inmersos en un sistema totalitario cuyos habitantes dividieron el mundo en dos partes.

La primera, aquella donde domina el Islam y en la que no hay lugar para la existencia de herejes (Dar-ul-Islam), y, la segunda, el resto del mundo, contra el cual los musulmanes estaban en guerra con el objeto de conquistarlo e imponer el Islam (Dar-ul-jarb).

La guerra contra esta parte del mundo es una guerra santa (Djihad) a la que está obligado el musulmán en defensa de su comunidad y de la propagación de su fe.

En este mundo del Islam, se tolera a los que pertenecen al Pueblo del Libro (ahl-ul-kitab) en calidad de "Dhimmi".

La designación  de "dhimmi" se otorga  tanto a los judíos como a los cristianos que habitan en países gobernados por el Islam. La calidad de dhimmi permite la posibilidad de vivir en el seno del mundo islámico basándose en un sistema, debidamente establecido desde el punto de vista jurídico-legal-religioso, que les asegura protección a cambio del pago de un impuesto: la "giziá".

La "giziá" es "la condición fundamental y permanente del vínculo entre el musulmán y el dhimmi". Este impuesto "señala la diferencia entre los miembros de la sociedad gobernante y los integrantes de las congregaciones toleradas... [y no sólo] provee una fuente de ingresos para el gobierno y protección del dhimmi [sino que] expresa el sentimiento de este último"[28].

Oriente y Occidente están inmersos en la religión, fuente de poder y dominio que maneja férreamente la vida de sus sociedades, situación que se prolonga largamente en el caso de los países orientales.

Diferente fue en Occidente, donde a partir del siglo XVIII se evidenciaron cambios que influyeron en la actitud de la sociedad hacia los judíos.

Una atmósfera más tolerante comenzó a respirarse desde entonces. Es posible que se debiera, -entre otros factores-, a una nueva concepción de estado, donde éste deviene en soberano y propugna su propio desarrollo incrementando su poderío político y económico. Se impone la "raison d'état"[29].

Comienza a palparse este cambio de actitud y en diferentes países de Europa se alzaron las voces de prominentes hombres. Es así como encontramos a Wilhelm Dohm (Austria), quien expuso el problema de la falta de derechos de los judíos y aseguró la utilidad que éstos pueden prestar al gobierno[30].

Jean Bodin -en Francia- hizo presente a las  autoridades el principio de la razón de Estado. Hugo Grotius -en Holanda- se preocupó de estudiar -a petición expresa del gobierno holandés- la situación de los judíos y planteó una serie de proposiciones tendientes a mejorar y elevar su condición.

John Toland -en Inglaterra- destacaba en sus obras que los judíos no perseguían poder político, cívico o religioso[31]. Luzatto, en Italia, señalaba que los judíos tenían derecho a ser tratados como ciudadanos en los lugares donde residían y donde "fueran mejor usados y tuvieran mayor seguridad".

Se dio inicio a los Tiempos Modernos donde encontramos el marco necesario para el surgimiento de diversas corrientes de pensamiento judaico como lo son, entre otras, el Iluminismo, Jasidismo, Ortodoxia, Reformismo y, por supuesto, el Sionismo.

Largo sería aquí referirnos a cada una de ellas, a sus iniciadores y seguidores[32]. Como así mismo, el detenernos a analizar los cambios que produjeron una nueva serie de valoraciones y los sucesos históricos entroncados con ellos y con el cambio de actitud hacia los judíos[33].

La Emancipación abatió los muros de los ghettos. Sus habitantes, en mayor o menor medida, comenzaron a integrarse a la sociedad circundante.

Las matemáticas, las ciencias naturales, la historia y la lengua del país donde residían -entre otras- fueron disciplinas que se sumaron a la tradicional enseñanza del Talmud Torá que se impartía en el jéder.

En algunos lugares antes, en otros después, no sin esfuerzo, los judíos devinieron en ciudadanos.
Sin importar el tiempo ni el lugar, en sus pensamientos, en sus oraciones, en su vida diaria, Sión estaba presente. Eretz Israel era fuente de inspiración y de esperanza: esperanza que tomó cuerpo en el siglo XIX de esta era, cuando en Basilea Theodor Herzl sentó las bases del que llegaría a ser el Estado de Israel.



"Todo es eterno-había dicho Herzl-hasta mis sueños, porque otros los soñaran cuando  yo no esté..."

Herzl ha sido uno de los mas grandes visionarios de todos los tiempos. Un profeta con una fuerza y vitalidad generadora.

Su sueño fue la concreción de un estado judío con Jerusalem como su capital.

En su novela Altneuland, que ha llegado a ser el símbolo del Israel moderno, da una visión de como él prevé la vida en esa "vieja-nueva patria".

En el Estado Judío expresa su pensamiento respecto de la creación de un estado, diseña una bandera, determina el número de horas que debe durar la jornada de trabajo e incluso llega a  decir de qué modo se iría poblando dicho estado.

"Im tirtzú ein-zo agadá"
(si lo deseáis no será una leyenda)

Así se hizo realidad la  redención de Israel en su tierra, tercera etapa en la historia de este pueblo. La Historia del Moderno estado de Israel en 1948.

La historia de Israel, como es de esperar, incluye a partir de entonces, la vida de los judíos en el Estado Judío o Estado de Israel y en la Diáspora.



Bibliografía
Avineri, H. La Idea Sionista, Editorial Aurora S.A. Jerusalem
Baron, S.W.  Historia social y religiosa del Pueblo Judío. Editorial Paidós, Bs. As. Argentina. (8 vols)
Bright, John. Historia de israel. Ed. Desclée de Brower.
Dubnow, S, Historia Universal del Pueblo Judío. Ed. S. Sigal, Bs. As. Argentina (10 vols).
Jewish Encyclopaedia, MacMillan Editores, S. A. – Artículos específicos: p.e. Zionism, Reformism, Religion, Haskalá, etc.
Enciclopedia Judaica, Weinfeld Editores, S.A. Artículos específicos



[1] Citado en la Enciclopedia Judaica Castellana, vol. VI, pág. 334.
[2] Este hecho ocurrido en el siglo VIII a.e.c. aparece narrado en l Libro 2º de Reyes cap. 17 vers. 6. Las cifras indicaban la cantidad de 27.290 prisioneros y 50 carros.
[3] El relieve puede apreciarse en el monumento llamado El obelisco negro y, en La Biblia  (TaNaJ( tiene su co-relato con los textos aparecidos en 1º de Reyes cap. 19 vers. 16 y 2º de Reyes caps. 9 y 10.
[4] El suceso aconteció en el año 701 aec. Para relato bíblico ver Libro 2º de Reyes cap. 18.
[5] Génesis 24:3 y ss.
[6] Génesis 27:41 y ss.
[7] Génesis 29:18-30.
[8] Génesis 31:13 y ss.
[9] Éxodo 1;8.
[10] Éxodo 1: 11 - 14.
[11] Por ejemplo, los títulos de funcionarios reales corresponden a cargos existentes en la corte egipcia; los sueños del faraón corresponden a un antigua tradición egipcia que habla de siete años de hambruna, etc.
[12] Éxodo 19:5 y ss.
[13] Ver "Reflexiones sobre judaísmo" en La Religión y las Religiones, Cuaderno Judaico Nº9, pág. 49.
[14] Estos libros comprenden un conjunto muy completo de reglas relativas a leyes sociales y morales, forma de gobierno, etc.
[15] Ver Josué 1: 6. El Libro de Josué narra la conquista de la Tierra Prometida, el de Jueces el establecimiento de las tribus de Israel en Canaán, siglos XI-X a.e.c.
[16] Desde ese momento, además de capital política, Jerusalem devino en el centro espiritual del reino y comenzó a gestarse ese lazo indivisible y eterno entre el pueblo de Israel y Jerusalem.
[17] Los Libros 1º y 2º de Samuel narran la instauración de la monarquía y los reinados de Saúl y David.
[18] Este hecho histórico de la destrucción del Reino de Israel aconteció en el siglo VIII, aprox. años 722-720 a.e.c.
[19] Para este parte de la historia ver Libro de Reyes 1º y 2º. El Libro 1º de Reyes se refiere al reinado de Salomón hasta la división del reino. De gran importancia es leer 1º Re 12:2-19, donde se refie­ren a la Asamblea de Siquem. El Libro 2º de Reyes narra la caída y destrucción de los reinos: para el Reino de Israel, 2º de Re 17:5-6, acaecido el 9º año del reinado de Oseas. Para el reino de Judá ver 2º de Re 25:9,  menciona el "incendio de la casa de Yahvé y de toda Jerusalem". Ver también los libros de Amos, Oseas, Isaías, Jeremías, Ezequiel, Lamentaciones y Daniel.
[20] Al respecto ver A. Cohen El Judaísmo y el surgimiento del Cristianismo, Biblioteca Popular Judía, págs. 20-30.
[21] Las oraciones son Arvit, o maariv, el servicio de la noche que se lleva a efecto antes de la cena y después que han surgido tres estrellas en el firmamento,  Shajarit, el oficio de la mañana, que se recita antes del trabajo y de la primera comida y Minjá, el servicio de la tarde que se realiza antes del anochecer.
[22] Libro Segundo de Crónicas 36:22-23.
[23] El último capítulo del Libro de Nehemías ilustra muy bien la situación de la comunidad judía en tierra de Israel.
[24] Ver libros de Esdras y Nehemías, especialmente Nehemías capítulo 8.
[25] La helenización de Oriente fue un fenómeno muy singular y muy productivo culturalmente. En el caso específico del judaísmo encontramos, entre otros, el Libro de la Sabiduría, dirigido a los judíos cuya fidelidad a su judaísmo se ve en peligro por la atracción que sobre ellos ejercía la civilización alejandrina, dado su desarrollo de las ciencias, la existencia de escuela filosóficas, et. Otra obra importante es La Sabiduría de Ben Siraj (Eclesiástico), donde el autor predica contra la adopción de costumbres extranjeras favorecidas por el helenismo y las obras de Filón de Alejandría.
[26] Ver Libro de Macabeos I y II.
[27] La denominada "monarquía idumea" comenzó a la muerte del último rey de la dinastía hasmonea, cuando los romanos nombraron rey a Herodes, a quien se le llama "el idumeo". El procurador es el representante personal del Emperador, rigen el país a su antojo con el fin de enriquecerse lo más pronto posible. Mantienen tropas a su disposición y son, prácticamente, independientes. La época de los procuradores romanos sobre Judea comenzó en el año 6 aprox., y ya desde el 14 hasta el 66 e.c. gobiernan sobre todo el territorio que ahora denominan Palestina.
[28] Ver Y. Tzur "El problema de la existencia del judío" en En una era de transición, unidad 2 págs. 81 y ss. Universidad Abierta de Israel.
[29] La "razón de estado" reside en el hecho de que en la medida en que un individuo es útil al estado éste debe concederle derechos ciudadanos.
[30] Dohm escribió una obra titulada Acerca del mejoramiento civil de los judíos.
[31] Sus escritos hicieron posible que, en 1753, se concediera a los judíos de Inglaterra la "carta de naturalización".
[32] En la Jewish Encyclopaedia, en la Enciclopedia Judaica Castellana y en la colección de la Biblioteca Popular Judía puede encontrarse abundante material al respecto.
[33] Igualmente interesante resulta la selección de artículos que, sobre la Época Moderna ha realizado el Prof. Bankier, editada en dos volúmenes por Dor Hemshej y la Escuela para estudiantes del Exterior de la Universidad Hebrea de Jerusalem. Del mismo autor puede consultarse también la obra Emancipación.


EL MONOTEISMO HEBREO Y LA INFLUENCIA CANA‘ANEA

El presente escrito se inscribe en un contexto más amplio: el proyecto de investigación FONDECYT 1041/91 centrado en la presencia de la diosa Inanna/Ištar[1] en el contexto de las culturas que conforman la franja Siro-Cana’anea[2]. 

Pensamos que la preeminencia que esta diosa gozó en Mesopotamia fue el resultado de una especie de sincretismo religioso en el que esta divinidad habría resumido en sí los poderes de otras deidades femeninas.  Dicho de otro modo, las divinidades femeninas que conocemos en Mesopotamia representarían manifestaciones diversas de Inanna/Ištar.

Las lecturas de los textos de Ras Šamrah-Ugarit, tomados como base para la ejecución del trabajo, permitieron tomar conciencia de que en la franja Siro-Cana’anea era posible encontrar una situación similar y que las diosas Ašerah, ‘Astart y ‘Anat correspondían a divinidades femeninas que cumplían las funciones detentadas por la mesopotámica Inanna/Ištar.

Siendo la israelita una de las culturas más importantes de la zona se pesquisó la presencia de estas divinidades en el texto bíblico, en cuyos  relatos se evidencia la lucha constante del pueblo hebreo contra la idolatría y la asimilación de influencias externas.

En el presente escrito, pálido reflejo de los  resultados obtenidos, la lectura que hemos hecho del texto bíblico es una lectura en la que hemos dejado de lado la crítica bíblica y la crítica histórica, aceptando el texto masorético hebreo tal como narra la historia del pueblo de Israel.

Uno de los más famosos historiadores de la religión Yezekiel Kauffman, en su obra Historia de la Fe de Israel, sostiene que el monoteísmo mosaico fue un fenómeno enteramente peculiar a Israel y afirma que sólo por el hecho de que Moisés mismo fue un israelita le fue posible crear el monoteísmo.

El monoteísmo mosaico, -afirma Kauffman-, fue una creación del genio israelita, pueblo  que era  totalmente incapaz de comprender la naturaleza del politeísmo por ser éste totalmente ajeno a su alta cultura.

Aún cuando esta posición posee un elemento de verdad, el investigador W.F. Albright asegura que es una afirmación que no se sostiene porque resulta del todo indudable que los primitivos hebreos estuvieron influenciados por sus vecinos cana’aneos: hubo creencias y prácticas comunes a ambos pueblos, y hubo posteriores préstamos y adaptaciones de la cultura cana’anea durante diversos períodos de la historia hebrea.

Albright acierta plenamente al decir que Israel, tal como lo conocemos, no habría existido sin el monoteísmo, creación del que Moisés fue el principal arquitecto.

Pero por otra parte, este investigador insistirá en que es indudable que hubo mucho intercambio de influencias culturales entre Israel y sus vecinos a lo largo de todo el territorio, y que hubo muchas irrupciones de paganismo en Israel, razones por las que las afirmaciones  que Kauffman postula resultan increíbles. Y eso queda claro al revisar la historia de Israel según aparece narrada en el texto bíblico.

De la lectura queda en evidencia que Israel y la Biblia son producto de su medio y debemos entenderlos dentro del contexto del Medio Oriente Antiguo donde se hallaba inserto y de las relaciones que Israel mantuvo a lo largo de su historia con los pueblos que le rodeaban,  y, si bien son muchos los temas que debemos considerar como producto y patrimonio mesoriental, no cabe la menor duda de que a ellos, en la Biblia, el pueblo hebreo supo imprimirles su impronta y su sello propio.

De acuerdo al texto bíblico, la historia de Israel se inició a comienzos del segundo milenio antes de la era común, con la aparición de Abram (posteriormente Abraham), el hombre que habiendo creído en el llamado de Dios, abandonó su heredad y su parentela para dirigirse a una tierra que "se le mostraría".

El origen de la familia patriarcal estaba en Mesopotamia, lugar donde estuvieron insertos en el contexto socio-cultural de la zona. Al salir de allí para dirigirse a la tierra de promisión, llevaron consigo todo el bagaje cultural mesopotámico de la época de Hammurabi, el que presumiblemente adaptaron a su forma y aspiración de vida, de acuerdo a su propia concepción religiosa, muy original y revolucionaria para ésa época.

Según el texto bíblico, con Abraham se inició la historia de los patriarcas y la percepción, quizás  -desde el punto de vista del pensamiento judaico desarrollado con posterioridad-, de que con ellos se afianzaron creencias y valores diferentes y la toma de conciencia de ser una minoría con identidad propia. Una minoría que perseguía el cumplimiento de la promesa de tierra y descendencia que Dios les había hecho merced al cumplimiento de la señal del pacto (berit milá=la circuncisión).

La tierra prometida era Cana’an, importante por su posición geopolítica, ya que constituía la encrucijada de diferentes culturas históricas y mantenía contactos con Egipto, Anatolia, Creta y Grecia, además de Mesopotamia.

En ésa zona situada justo en el cruce de las grandes vías comerciales de la época, vivían una serie de pueblos mencionados en la Biblia  de quienes los hebreos debían mantenerse alejados por motivos religiosos.

La religión de los patriarcas era una religión de clan basada en la confianza que el adorador tenía en su dios familiar. En este caso, en el dios de Abraham, Yitzjak y Ya’acov, un Dios que les acompañaba en su peregrinaje y que permanecería 'siempre con ellos', en tanto caminasen sus caminos.

Como la época histórica de los patriarcas tiene su co-relato en la historia general de los pueblos de la zona, las narraciones patriarcales bíblicas adquirieron su real validez a la luz de los hallazgos arqueológicos de Mari, los que ilustraron ciertas costumbres de la época patriarcal del mismo modo como lo hizo el estudio de la onomástica y la toponimia.

Lo importante de la época patriarcal es que se entronca con dos de las grandes promesas de Dios a su pueblo: la promesa de una tierra y de una descendencia que haría de él una nación grande.

El mismo Libro de Génesis, que ilustra la historia patriarcal, advierte sobre el futuro del pueblo: saber sabrás que peregrina será tu simiente en tierra extraña y los harán servir y los afligirán cuatrocientos años[3]. 

En los últimos capítulos de Génesis se narra el descenso de los hebreos a Egipto y su instalación en Gossen, uno de los territorios más fértiles de la nación egipcia. En Egipto los hebreos gozaron de gran prosperidad fructificaron y se multiplicaron hasta que llegó el momento en que ascendió un faraón que no conoció a José  e instituyó una serie de medidas represivas que culminaron en esclavitud.

El éxodo de Egipto, acontecido en el siglo XIII a.e.c., es considerado como el acontecimiento fundamental de la historia de Israel. El siglo XIII adquirió así una vital importancia ya que el grupo humano que salió de Egipto se unió en torno a la divinidad que se reveló en el Sinai.

Fue así como los diversos clanes formaron una liga tribal unida en torno al Dios que allí se les reveló y que, la larga marcha que debieron realizar a través del desierto les permitió apreciar la aparición de ese Dios[4], la conclusión de la Alianza, la fundación de lazos comunes e íntimos entre Dios y el pueblo[5] y el anuncio del código de Dios[6].

En esa épica marcha por el desierto hay una vívida descripción de la ayuda que Dios brindó a "su pueblo" en los momentos de necesidad y una descripción de la falta de confianza del pueblo en relación al cumplimiento de las promesas divinas.

La etapa siguiente fue la de la conquista y el asentamiento en la tierra prometida, una tierra en la que ya habitaba una diversidad de pueblos que poseían también una floreciente cultura material, cuyo punto mas destacado lo constituyó la invención de la escritura alfabética.

Las ciudades fortificadas, verdadero mosaico de pequeños reinos, no poseían unidad ni centralización y entre ellas proliferaban las luchas intestinas que, sumadas al alto cobro de impuestos al que los sometía Egipto, les provocaba una debilidad extrema. Aprovechando esta debilidad los israelitas ingresaron a la zona para conquistarla y asentarse en ella. El movimiento de las tribus en su ingreso a Cana’an puede seguirse paso a paso en el relato bíblico[7].

El historiador John Bright señala que los poemas relacionados con Bala’am[8]  "reflejan sin duda la consternación que estas victorias producían. Aunque no tenemos conocimiento directo de ello,-dice-, es probable que se hubieran convertido al Yahvismo clanes enteros" [9].

"Las victorias de Israel ocasionaron un aumento al por mayor en su número. Clanes y ciudades se adhirieron en masa   y fueron incorporados a sus estructuras por medio de un pacto solemne[10]. Aunque el proceso de absorción continuó durante algún tiempo, la estructura tribal de Israel se completó rápidamente y recibió su forma constitutiva. Con esto se puede decir que comienza la historia de Israel"[11]

Este ingreso de Israel a Cana’an se entronca con un movimiento de pueblos de la época. De hecho, de no haber mediado su peculiaridad religiosa, también los hebreos habrían pasado sin pena ni gloria. Lo único que hizo que Israel sobresaliera en su medio ambiente y se convirtiera en el fenómeno distinto y creador que fue, ocurrió justamente gracias a su fe[12].

Desde el desierto, Israel trajo consigo su fe en el Dios que se les reveló en el Sinaí y se enraizó fuertemente en los acontecimientos históricos de este pueblo, sucesos que fueron interpretados y respondidos en relación a su fe. Con este Dios ellos pactaron una alianza y pasaron a constituirse en el pueblo de la alianza.

Este pensamiento se tradujo en instituciones importantes. La primera de ella fue la anfictionía. Merced a ella, todos los clanes se decían y reconocían descendientes de Abraham, Yitzjak y Ya’cov (/Israel).

La anfictionía estuvo en funcionamiento desde el siglo XII, es decir, se inició poco después de la conquista "cuando diversos elementos sedentarios del país, -que antes no habían adorado al Dios de Israel-, adoptaron la fe de los conquistadores".

La anfictionía debe entenderse pues, como una Liga Sagrada formada por un pacto con el Eterno (YHVH), pacto que a la vez viene a ser una re-afirmación y extensión de la Alianza del Sinai en la que se cimentó la existencia de Israel.

El culto del antiguo Israel era, en la época del desierto, bastante simple. Cuando se asentaron en Cana’an y absorbieron elementos poblacionales ajenos a él, el culto pudo verse un tanto complicado por el peligro de la infiltración de ritos paganos.

Los israelitas estaban constantemente advirtiendo contra la idolatría y la interacción con la gente de los otros pueblos. No obstante, desde este momento, quien se interne en la lectura de la Biblia encontrará que en las diferentes épocas de su historia, Israel estuvo en interacción con los pueblos de la zona. Lo que más impresiona de la lectura, es la constante lucha por mantener su identidad y no confundirse con los pueblos que le rodean.

Este deseo de no mezclarse y diferenciarse de sus vecinos se basa en la concepción de su Dios: único, celoso e implacable contra el politeísmo. En el texto bíblico continuamente encontramos la prohibición de hacer pacto con los habitantes del país[13] y un especial énfasis en los mandatos de no hacerse imágenes ni postrarse delante de ellas[14], derribar altares y talar sus árboles sagrados[15], según se expresa en diferentes versículos.

La importancia de no hacer pacto con los habitantes de esta tierra estriba en que, de hacerlo, serán invitados a comer los sacrificios que ofrendan a sus dioses y a confraternizar con sus mujeres lo que ciertamente llevará al pueblo a prostituirse[16].

No obstante el continuo recordatorio acerca de la idolatría, constantemente hubo israelitas que hipotecaron su herencia y adoraron dioses extraños. Los ejemplos de ello abundan en el texto bíblico.

En el Libro de Números se narra la invitación que las mujeres de Moab hicieron a los varones hebreos para incitarlos y perderlos en sus caminos[17].

Deuteronomio es un recordatorio de la experiencia de Israel en el monte Horeb, una exhortación a la obediencia y toma de posición contra la idolatría por cuanto "ninguna figura visteis el día que el Eterno (Yhvh) habló con vosotros de en medio del fuego"[18].

El capítulo seis de este libro, resume lo que ha pasado a denominarse el gran mandamiento, el Šemá’ Israel[19]

"Oye oh Israel, el Señor nuestro Dios, el Señor uno es.
Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu
alma y estas palabras que te prescribo hoy guardarás sobre
tu corazón y las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas
estando en tu casa y andando por el camino y al acostarte y
al levantarte, y las atarás como una señal en tu mano, y
estarán como frontales entre tus ojos y las escribirás en
los postes de tus casas y en las puertas de tus ciudades..."


Lo que Dios pide de Israel es guardar los preceptos, quitar la dureza de cerviz y el reconocimiento de que El es el Creador de todo cuanto existe, que es Dios de dioses y Señor de los Señores, el Dios grande, poderoso y temible. Si el pueblo cumple, entonces dice Dios:

 (14) Yo daré la lluvia de vuestra tierra a su tiempo,  la          temprana y la tardía, y recogerás   tu  grano,  tu vino y tu aceite.
 (15) Daré también hierba en tu campo para tus ganados,  y comerás y te saciarás,
(16) Guardaos pues, que vuestro corazón no se infatúe y  aparteís y sirváis a dioses ajenos y os inclinéis a ellos.

El capítulo 12 del mismo libro (Deuteronomio) trae la reiteración de lo que deberán hacer según lo que Dios les ha pedido:

        (1) Estos son los fueros y juicios que guardareís de hacer en la tierra que dio el Eterno, Dios de tus padres, a ti para heredarla, todos los días que vosotros viviréis sobre la tierra(2) arrasar abrasaréis todos los lugares en que sirvieron  las gentes que vosotros  heredáis, a sus dioses, que están sobre los montes altos y sobre los callados y debajo de todo árbol reverdecido.
(3) y derrocaréis sus aras y quebraréis sus estatuas y sus  bosques arderéis en fuego, y las esculturas de sus dioses  tajaréis y extirparéis su nombre del lugar éste.

Del mismo modo se actuará para castigar a todo aquel que incite al desvío sea en público como en privado y el castigo será severo[20]. No cabe ninguna duda de que el hombre que se apartare de los caminos de Dios será maldito[21].

            "Maldito el hombre que hiciere estatua y fundición,
abominación del Eterno, obra de manos de maestro y
lo pusiere en lo encubierto. Y responderá todo el pueblo
 y dirá Amén". 

En Josué  24:20 y 23 encontramos el siguiente texto:

 (20) Si dejareis al Eterno y sirviereis a dioses extraños, tornarse ha, hará mal a vosotros y consumirá a vosotros después que benefició a vosotros.
(23) Y ahora, apartad los dioses extraños que están entre vosotros e inclinad vues-tro corazón al Eterno, Dios de Israel.

En el texto de Jueces encontramos ya una definición en cuanto a los nombres de las divinidades cana’aneas: se menciona a Ba’al, Ašerah y ‘Aštoret. Es interesante notar que la traducción del texto que aquí entregamos, traduce el término Ašerah como arboleda. Al constatar esto, queda mas claro el mandato de derribar y talar los árboles que se mencionan en otros versículos.

(2:12) Y dejaron al Eterno, dios de sus padres, que les sacó de la tierra de Egipto y anduvieron tras otros dioses, de los dioses de los pueblos que estaban a sus alrededores y     encorváronse a ellos y engañaron al Eterno.
(2:13) y dejaron al Eterno y sirvieron a Ba’al y a las     Aštarot.
(3:5) Y los hijos de Israel estuvieron entre los Kena’aneos, el Hiteo y el Emoreo y el Periseo y el Jebuseo
 (3:6) Y tomaron de ellos a sus hijas por mujeres, y  sus hijas dieron a los hijos de ellos y sirvieron a sus dioses.
 (3:7) e hicieron los hijos de Israel lo malo a los ojos del Eterno y olvidaron al eterno su Dios y sirvieron a los Ba’ales y a las arboledas.

Ciertamente esta actitud debía terminar y los altares de dioses paganos debían ser derribados como lo había mandado el Eterno para que no hubiese ni adoración ni sacrificios a dioses extraños.

En el Libro de Samuel se encuentra la exhortación que el profeta hace a Israel para que vuelva al camino del Eterno. El 'raconto histórico' que hace Samuel antes de morir recuerda las bondades que Dios ha concedido al pueblo de Israel y las veces en que éste se ha rebelado apartándose de sus caminos y sirviendo a "los Ba’ales y a las Aštarot[22] .

Las narraciones de los libros de Reyes se encuentran matizadas de versículos en los que se recuerda el desvío de los hijos de Israel ante dioses extraños y el hecho de que, en determinados reinados, podían encontrarse imágenes o símbolos de divinidades ajenas incluso al interior del Templo de Jerusalem.

Queda claro que solamente si los reyes caminan los caminos del Eterno, El estará con ellos al igual como antes lo estuvo con David. En caso contrario advierte:

(1 Re 9:6) Si tornaréis vosotros y vuestros hijos de mi y no guardaréis mis mandamientos y mis estatutos que di delante de vosotros y anduviereis y sirviereis a otros dioses y os inclinareis a ellos
(9:7) tajaré a Israel de sobre la faz de la tierra que le dí, y la casa que santifiqué enviaré delante de mi rostro,  y será Israel por ejemplo y escarnio en todos los pueblos

No obstante la advertencia, hasta el rey sabio, Salomón, extravió sus caminos:
           
 (1 Re 11:5) Y anduvo [Salomón] tras Aštoret. la diosa de los sidonios y tras Milcom, abominación de los Amonitas.
(11:6) E hizo Salomón lo malo a los ojos del Eterno y no  cumplió como David su padre,
(11:7) entonces edificó Salomón ara a Kemoš, abominación de Moab en el monte que está enfrente de Yerušalayim y a Molej, abominación de los hijos de Amon  
(11:8) y así hizo para todas sus mujeres extranjeras sahumaban y sacrificaban a sus dioses.

La situación lejos de mejorar empeoró con la división del reino y es así como con mayor asiduidad, encontramos el reclamo contra quienes han equivocado sus caminos:

 (11:33) Porque me dejaron y se han encorvado a Aštoret, diosa de los sidonios, y a Kemoš, dios de Moab y a Milcom, dios de los hijos de Amón y no anduvieron en mis caminos, para hacer lo recto a mis ojos y mis estatutos y mis juicios, como David su padre.
(12:28) Y el rey tomó consejo e hizo dos becerros de oro y les dijo: "Basta para vosotros subir a Yerušalayim, he aquí tus dioses, Israel, que te hicieron subir de la tierra de Egipto".  
(12:29) Y puso uno en Bet El y uno puse en Dan
 (12:30) y esto fue cosa para pecado.
(14:22) E hizo Judá lo malo a los ojos del Eterno y le hicieron celar mas que todo lo que hicieron sus padres con   sus pecados cometieron.
(14:23)Y se edificaron ellos también altos y estatuas   y arboledas; sobre todo collado alto y debajo de todo árbol  reverdeciente
(14:24) y también hubo lujuria en la tierra e hicieron como todas las abominaciones de la gente que el Eterno desterró delante de los hijos de Israel.

Una de las épocas aciagas en la historia de Israel fue la del reinado de Ajab y su mujer Jezabel. Epoca en la que el profeta Eliahu reclama contra la idolatría que introdujo la reina sidonia. Este conflicto concluyó violentamente con las muerte de los "450 profetas de Ba’al y los 400 de Ašerah que comen de la mesa de Yezabel"(1 re 13:16b-19)

Ocozías, rey de Israel, "sirvió a Ba’al y se arrodilló ante él", incluso cuando sufrió un accidente "cayó enfermo envió a mensajeros a consultar a Ba’al Zebub, dios de Ekron"(2 Re 1:2) ante esta actitud Elías, el profeta, salió a su encuentro para preguntar "¿No hay Dios en Israel, que vosotros vais a consultar a Ba’al Zebub?, dios de Ekron?"(2 Re 1:3b)

El hijo de Ajab, Yoram reino sobre Israel y aunque hizo lo malo a los ojos de Dios "mas no como su padre ni como su madre y quitó la estatua de Ba’al que hizo su padre..." (2 Re 3:2)

Otro de los reyes de Israel, Jehú, utilizó una estratagema para conocer a los adoradores de Ba’al, Una vez que lo consiguió sucedió que:

(2Re 10:26) Y sacaron las estatuas de la casa de Ba’al y quemáronlas
(10:27)  y derribaron la estatua de Ba’al y derribaron la casa de Ba’al y pusiéronla por necesarias hasta hoy
(10:28) así extinguió Jehu a Ba’al de Israel.....

Durante el reinado de Atalía, madre de Ocozías, el pueblo ingresó a la casa de Ba’al para derrocar las estatuas y destruirlas. Incluso dieron muerte a Matán, el profeta de Ba’al y a la propia reina Atalía (2 Re 11:1-20)

El reinado de Acaz hijo de Jotam, rey de Judá no solamente se apartó el rey de los caminos correctos sino inclusive

(2Re 16:3b) hizo pasar por fuego a su hijo según las prácticas abominables de las naciones que Yhvh echó delante de los hijos de Israel.
(16:4) asimismo sacrificó y quemó incienso en los lugares  altos y sobre los callados y debajo de todo árbol frondoso (cfr 2 Cr 28:1-27)                            

Las mismas prácticas encontramos en el reinado de Oseas

            "Y levantaron estatuas e imágenes de Ašerah en todo
            collado alto y debajo de todo árbol frondoso"

Y quemaron incienso, sirvieron ídolos y desecharon estatutos e hicieron todo aquello que Dios les había dicho "Vosotros o habéis de hacer esto", E incluso hicieron pasar por fuego a sus hijos y se dieron a agüeros y a adivinanzas (2 Re 17:9ss)

En la época de Ezequías, hijo de Acaz, rey de Judá, el rey anduvo por caminos correctos:

(2 Re 18:4) El quitó los lugares altos y quebró las imágenes
y cortó los símbolos de Ašerah, e hizo pedazos la serpiente de bronce que había hecho Moisés, porque hasta ese entonces le quemaban incienso los hijos de Israel, le llamó Nejuštan.

Manasés, su sucesor, volvió al sendero equivocado e hizo restaurar todos los altares que su padre había destruido.

En el reinado de Josías, cuando se estaban realizando trabajos en el templo, se encontró el Libro de la Ley y en base a su contenido, el rey comenzó a hacer reformas, lo que primero que hizo, lógicamente, fue una guerra sin cuartel en contra de la idolatría. El rey ordenó que:

 (2 Re 23:4b) sacasen todos los utensilios que habían sido  hechos para Ba’al, para Ašerah y para todo el ejército de los cielos, y los quemó fuera de Jerusalem, en el Valle del Kidron, e hizo llevar las cenizas de ellos a Bet El,
(23:5) Y quitó a los sacerdotes idólatras que habían puesto los reyes de Judá para que quemas en incienso en los lugares altos en las ciudades de Judá, y en los alrededores de Yerušalayim y asimismo a los que quemaban incienso a Ba’al, al sol, a la luna y a los signos del zodíaco, y a todo el ejército de los cielos.
(23:6)  hizo sacar la imagen de Ašerah fuera de la casa de   Yhvh, fuera de Yeruša-layim, al valle del Kidron, y la quemó en el valle del kidron y la convirtió en polvo, y echó el polvo sobre los sepulcros de los hijos del pueblo.
(23:7) Además derribó los lugares de prostitución idolátrica que estaban en la casa de Yhvh, en los cuales tejían las mujeres tiendas de Ašerah (2 Re 21:3, 2 Cr 33:3)
(23:13) asimismo profanó el rey los lugares altos que estaban delante de Yerušalayim, la mano derecha del monte de la destrucción, los cuáles Salomón rey de Israel había edificado a Aštoret ídolo abominable de los sidonios, a  Kemoš ídolo abominable de Moab y a Milkom ídolo abominable de los hijos de Amón
(23:14)  y quebró las estatuas, y derribó las imágenes de Ašerah y llenó el lugar de ellos de huesos de hombres
(23:15) Igualmente el altar que estaba en Bet El y el lugar alto que había hecho Jeroboam hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel; aquel altar y el lugar alto lo destruyó y lo quemó y lo hizo polvo y puso fuego a la imagen de Ašerah
(2 Re 23:13-15). 

En el segundo libro de Crónicas encontramos la narración de los hechos de los reyes de Israel y de Judá, por tanto, en él encontramos una gran profusión de versículos relacionados con el desvío de algunos reyes y los intentos de otros de volver al camino recto.

En el Libro de Nehemías hay que destacar el capítulo 9 en el que Esdras confiesa los pecados de Israel, específicamente el versículo 8 en el que recuerda el becerro de fundición que los israelitas hicieron en el desierto.

También en el libro de Salmos encontramos, en parte, esta lucha que se da entre el Dios de israel y los ídolos de los pueblos vecinos. Una vívida descripción de cómo consideran a los ídolos, nos lo entrega el Salmo 115;

(3) Nuestro Dios está en los cielos. Todo lo que quiso ha  hecho.
(4) Los ídolos de ellos son plata y oro, obra de manos de hombres,
 (5) Tienen boca más no hablan. Tienen ojos más no ven
(6) Orejas tienen más no oyen. Tienen narices mas no huelen,
(7) Manos tienen, mas no palpan, tienen pies mas no andan
 no hablan con sus gargantas.
(8) semejantes a ellos son los que los hacen y cualquiera  que confíe en ellos.

El Salmo 106 es una especie de confesión nacional en la que se revisa la actuación de los miembros del pueblo de Israel y sus continuas rebeldías frente a Dios. A nosotros nos interesan, en especial, aquellos versículos que dicen relación a la confección de un becerro de oro y la entrega a un culto foráneo.

El Salmo 135 es también importante: en él encontramos que las características del Dios de Israel son semejantes a aquellas que les son propias a Ba’al en su calidad de dios de la fertilidad y la vegetación.

En los textos poéticos también hay una clara muestra de esta lucha entre el pueblo de Israel y sus vecinos y la lista de ejemplos es abundante. No obstante, a este punto de nuestra enumeración de hechos, creemos pertinente mencionar aquellos elementos que nos llaman poderosamente la atención en los textos hasta aquí citados:

1) Los hebreos, -por las características de su pensamiento religioso-, tenían prohibición de hacer imágenes y adorar a  otros dioses. Lo anterior no impidió que la Biblia mencione la existencia de otros dioses a los que los pueblos paganos adoraban. Incluso los menciona: Aštoret (de los sidonios),  Ba’al (de Peor), Ba’al Zebub (de Ekron), Kemoš (de Moab), Molej y Milkom (de los amonitas) y Aserah. Esta última se menciona indicando no sólo a una divinidad sino también al  símbolo de la misma.

2) En algunos de los textos citados los términos Ba’ales y Aštarot parecen corresponder a simples generalizaciones, como quien se refiere a "dioses y diosas".

3) La futilidad de los ídolos y dioses paganos se desprende de las descripciones que de ellas se hace: son obra humana que  no ven ni oyen ni hablan y, por lo tanto, nada puede esperarse de ellas ni de los hombres que las fabrican y las adoran.     

4) La frase que más se repite a los largo de los textos es "e hizo lo malo a los ojos de Dios". Ello indicaría que durante toda su existencia, los hebreos estuvieron sometidos a la tensión que implicaba el convivir con pueblos politeístas y los ritos que estos profesaban, especialmente en lo relacionado con la fertilidad.

Estas costumbres paganas los atraían e incluso comprometían su participación en ellas. Tanto es así que puede leerse que: "los lugares altos no fueron quitados pues el pueblo aun no había enderezado  su corazón al Dios de sus padres"   y, más adelante, en el reinado de Yotam, se vuelve a insistir que "el pueblo continuaba corrompiéndose".

5)  Se menciona que en la época de Josías, este rey expulsó a  todos los ejércitos de los cielos e incluso derribó los lugares de prostitución idolátrica que estaban en casa del Eterno, en los cuales las mujeres tejían tiendas a Ašerah.

Muy decidora  es la descripción de lo que Josías hizo con las imágenes de Ašerah, sus estatuas fundidas y sus esculturas las despedazó, desmenuzó y esparció el polvo sobre los sepulcros de quienes las habían adorado.

6) En lo que respecta a Ba’al, una divinidad a la que se combate con fuerza en el texto bíblico, es curioso destacar que el Dios de los hebreos ofrece a su pueblo, en tanto caminen sus caminos, los mismos beneficios que Ba’al otorgaba en tanto dios de la fertilidad, por lo que resultará comprensible la lucha que se da entre ambos ya que estarían disputando igual función.

7) El rol de la diosa Ašerah adquiere importancia a la luz de  los textos. Tanto es así que:
           
a)  La imagen de la diosa Ašerah y su símbolo aparecen  frecuentemente mencio-nados en los textos e incluso se  dice explícitamente que su símbolo estaba ubicado junto al altar del templo de Jerusalén. Curiosamente, en el reinado de Ezequías, la imagen de esta diosa fue sacada del Templo junto con la serpiente de bronce,  Nechuštan, que databa de la época de Moisés.

b) La relación entre Ašerah y la serpiente es innegable tanto por lo que señalan algunas representaciones plásticas provenientes de Egipto o de zonas bajo influencia egipcia  y también de algunos textos.

c) Las imágenes y estatuas de Ašerah aparecen siempre asociadas en callados altos y debajo de todo árbol frondoso.

8)      Respecto a la diosa Aštart podemos decir que:

a) Su nombre aparece mencionado en el texto bíblico como el nombre de una ciudad cana’anea, Aštarot[23] y Aštarot Karnayim[24],

b) En tanto gentilicio aparece mencionada en 1 Cr 11:44, cuando hablan de Uzias el "aštarotita".

c)  En relación a un templo o lugar en el que se ha  edificado un templo o altar a la diosa aparece mencionada en 1 Re 11:, 1 Sam 31.10 y 1 Cr 10:10. Estos dos últimos en relación a la muerte del rey Saúl, cuya armadura fue llevada al templo de esta diosa.

d) También es mencionada en relación a Ba’al, cuando mencionan Ba’alim y aštarot, esto, en sentido genérico de ídolos.

9)  Respecto a ‘Anat su rol es mínimo, hay evidencias que su  posición fue opacada por la presencia de Aštoret. ‘Anat aparece mencionada especialmente en relación a nombres de lugares como ‘Anatot, y Bet ‘Anat y dos veces en relación a Šamgar a quien se denomina Ben ‘Anta (hijo de ‘Anat) en Jueces 3:31 y 5:6.

De lo anteriormente dicho podemos inferir que de las tres   divinidades femeninas cana’a-neas importantes sólo Ašerah pareció haber ocupado un lugar preponderante y la forma como se la describe en el texto bíblico la señalan pues, no solo como importante sino como tolerada incluso, por circulos          oficiales dentro del pueblo de Israel.

Olyan señala que existiría evidencia bíblica tanto del norte como del sur, que sugiere que Ašerah constituyó una parte legítima del culto del Dios de Israel en círculos no deuteronómicos e incluso entre grupos conservadores[25].

Asimismo sugiere que la asociación de Ašerah con el templo de Jerusalem y otros lugares altos en Judá denota una aceptación de la diosa y de su(s) símbolo(s) cultual(es) en la vida religiosa del pueblo. Su presencia indicaría un cierto sincretismo en el culto y una influencia pagana de la   que difícilmente pudo librarse el culto yahvista[26] .

W.L. Reed[27] señala que en los libros de Exodo, Deuteronomio y Jueces, Ašerah es mostrada como una diosa madre, la favorita de los cana’aneos desde tiempos antiguos y que los hebreos la habrían conocido a través de sus vecinos. Su objeto de culto era un ídolo o una vara de madera que estaba de pie cerca del altar, en el santuario.

Pettey señala que el hecho de que los habitantes de Juda e Israel la honraran y le ofrecieran culto señala que la diosa habría sido aceptada en el culto popular y que pudo,   incluso, haber sido considerada como la consorte de Yhvh[28]  En apoyo a su postura señala que muchos profetas profetizaron en épocas en que el culto de la diosa florecía y no obstante, nunca lo hicieron en  contra de ella[29].

Continuamente, -dice-, hubo confusión entre las figuras de Ašerah y Aštart, especialmente en la traducción de los LXX  donde ambas fueron fusionadas en un proceso de sincretismo en el que incluso sus nombres fueron intercambiables[30].

Nos parece que la posición de Pettey , referente al hecho de  que pudiere haber sido considerada como la consorte de Yahveh y aceptada incluso por el culto oficialista, va mas allá de lo que el texto bíblico parece sugerir ya que constantemente estamos en presencia del deseo de adorar sólo a un  único dios, Aquel que se manifestó en el Sinai y con quien los israelitas pactaron una Alianza.
           
En el texto bíblico encontramos un constante llamado a no confraternizar con los pueblos vecinos para no ser llevados  a la idolatría, de mantenerse fieles a la Alianza y de  expulsar a los ídolos de todo lugar donde pudieren haber sido puestos por monarcas impíos y gente que se dejó seducir por prácticas paganas.
           
No obstante esas continuas denuncias, la influencia del entorno influyó en el pueblo y por eso "el pueblo continuaba corrompiéndose y los lugares altos no fueron quitados pues el pueblo aun no había enderezado su corazón al Dios de sus  padres".
           
No hay duda de que el monoteísmo hebreo debió abrirse paso dificultosamente en su entorno y fue resultado de un largo  proceso en el que las influencias ajenas no estuvieron ausentes e incluso pueden rastrearse en la literatura tradicional israelita postbíblica.
           
Lo anterior es tan sólo un esbozo, al respecto queda aún  mucho por decir.      



[1] Letra š su pronunciación es como la sh inglesa, en “she”
[2] Signo ’ en una palabra indica que en el original hay una letra “ayin” ( )
 [3] Génesis 15:13.
 [4] Éxodo 19:16 y ss.
 [5] Éxodo 24:34.
 [6] Éxodo 2:23-24)
 [7] Números 21:21-35.
 [8] Números 22-24
 [9] Bright, J. La historia de Israel, 144.
 [10] Josué 24.
 [11] Bright, J. op. cit., p. 145.
 [12] Bright. J. id. íbid.
 [13] Éxodo 34:12.
 [14] Éxodo 20:4, 34:14,17.
 [15] Éxodo 34;13, Deuteronomio 12:1-3.
[16] Éxodo 34:15-16.
[17]Números 25:2-5
[18] Deuteronomio 4:15
[19] Deuteronomio 6:4-9.
 [20] Números 13.
 [21] Números 17:15.
 [22]  Samuel 12:6-10.
 [23] Deuteronomio 14, Josué 9:10, 12:4-13, 12:31.
[24] Génesis 14:5.
[25] Oliyan, Asherah and the cult of Yahveh in Israel, p. 9.
 [26] Olyan, 0p. cit., p. 4.
 [27] Reed, W.L. The Asherah in the Old Testament
 [28] Pettey, Asherah, goddess of Israel, p. 154.
 [29] Pettey, op. cit. pp. 211-2.
 [30] Pettey, op. cit. p. 202.




LA BIBLIA EN EL CONTEXTO DEL MEDIO ORIENTE ANTIGUO






Arqueología y Biblia

La Biblia puede considerarse como una colección de escritos conservados desde la época en que el pueblo hebreo poseía independencia. Estos escritos, que formaban parte de su literatura nacional, fueron posteriormente canonizados y, con el carácter de Sagradas Escrituras, constituyeron la base de la religión judía.

Los hechos narrados en la Biblia cobraron su verdadera dimensión histórica cuando Paul Émile Botta -cónsul de Francia en Mosul- descubrió en 1842 el palacio de Khorsabad, donde encontró relieves que ilustraban con todo detalle la deportación de los israelitas.

En ese momento comenzó, pues, la gran fiebre por la "arqueología bíblica" y se formaron numerosas sociedades de investigación arqueológica que, tomando como base los escritos bíblicos, procedieron a realizar excavaciones con el fin de demostrar que "la Biblia era verdad".

Desde ese entonces y hasta ahora, el mundo ha sido testigo de los descubrimientos que dan a conocer personajes, pueblos y sitios que en ella se mencionan y que vienen a atestiguar su valor como documento histórico. Con Paul Botta salió a la luz Sargón II, el monarca asirio vencedor de Samaria, la capital del reino de Israel, según se desprende de las inscripciones que recordaban los detalles de la deportación de los israelitas. Este hecho narrado en 2 Re 17,6 aconteció en el año 722/1 aec.

En 1845 llega a Mosul Henri Layard, quien se dedicó a excavar principalmente las grandes ciudades asirias: Nínive, Kalah y Assur. Sus hallazgos fueron de mucha importancia: pueden observarse relieves que muestran al monarca Salmanasar III recibiendo el tributo  que le entrega Jehu, "el temible monarca israelita". Estos relieves pueden apreciarse en el monumento llamado Obelisco Negro. En la Biblia tiene su correlato en 1 Re 19,16 y 2 Re 9-10.

Los relieves asirios permitieron remontarse a la época de los vencedores de Israel evocados constantemente por los profetas. En 1872, la conmoción fue aún mayor, cuando Georges Smith logró traducir la primera versión cuneiforme del Diluvio.

Narración del Diluvio


Los hallazgos arqueológicos fueron en aumento cada vez mas y en lugares diversos, permitiendo recuperar parte del patrimonio cultural de los pueblos con los que, en mayor o menor medida, se contactó Israel y ha sacado a luz personajes y temas que tienen sus paralelos en el texto bíblico.

Desde el punto de vista literario, por ejemplo, no cabe duda alguna que los capítulos iniciales del Génesis, -que tratan de los relatos de la creación y el diluvio,- tienen sus antecedentes mesopotámicos. Por otro lado, el libro de los Salmos hace recordar himnos cúlticos mesopotámicos y egipcios, y el libro de Lamentaciones utiliza un artificio literario "la lamentación" que es una forma melancólica de poesía muy usada en la época.

Del mismo modo, personajes como Noé, Moisés y Job tienen sus paralelos mesopotámicos. Para el primero Ziusudra y Utnapishtim, los héroes del relato diluvio sumerio y asirio respectivamente; Moisés con Sargón de Akkad, en la semejanza de la leyenda de ambos: quienes son rescatados del río en una cesta embreada, Job tiene su correlato en el relato del Justo sufriente. Por otro lado, el Código Mosaico tiene sus antecesores en los códigos de Hammurabi, Bilalama y Ur Nammu.

Nada viene de la nada ni brota por generación espontánea, Israel y la Biblia son producto de su medio y debemos entenderlos en el contexto del Medio Oriente en donde se hallan insertos y de las relaciones que ha mantenido a lo largo de su historia con los pueblos que le rodeaban y si bien son muchos los temas que debemos considerar como producto y patrimonio mesorientales, no cabe la menor duda de que a ellos, en la Biblia, el pueblo hebreo supo imprimirles su impronta y su sello propio.

Mesopotamia y el TaNaJ

En Génesis, cap. 12:1 se nos presenta a Abraham como protagonista de una migración, producto de un acto de fe condicionado a las circunstancias de la época. El ciclo de los relatos patriarcales sobre Abraham, Isaac y Yaacov nos presenta una familia que, originaria de Ur de Caldea, está estrechamente ligada a Mesopotamia, como puede desprenderse de los diversos pasajes  bíblicos.

La leyenda de Abraham nos sitúa en plena época del rey Hammurabi, siglo XVIII aec. Ello implicaría que tanto Abraham como su familia habían conocido y asimilado la cultura sumero-babilónica mucho antes de que los hebreos formaran una nación.


Ciertamente el patriarca se fue de Mesopotamia por mandato divino para dirigirse a la Tierra de Promisión. Pero pese a que abandono la zona no cortó relaciones con ella. De hecho hacia allá se dirigió Eleazar para buscar esposa para Isaac el hijo de su amo. También hacia allá huyó Yaacob escapando de la ira de su hermano Esav y se refugió en la ciudad de Harán, donde pasó gran parte de su vida y donde, además, casóse con Lea y Rajel.

Sus relaciones tan estrechas solo llegaron a su fin en el momento en que Ya'acov retornó a Canaán.

Vemos pues, que el origen de esta familia patriarcal se encuentra en Mesopotamia, actual Iraq, lugar donde estuvieron insertos en el contexto socio-cultural de la zona y, al salir de allí para dirigirse a la Tierra de Promisión, llevaron consigo todo ese bagaje cultural que adaptaron a su forma y aspiración de vida, arreglándola de acuerdo a su propia concepción religiosa.

Mas tarde Israel tuvo otro encuentro importante con la cultura mesopotámica, esta vez con la Babilonia de Nabucodonosor, en el siglo VI aec, en la época del cautiverio babilónico. El denominado cautiverio babilónico es un capitulo de vital importancia en la historia judía ya que se sentaron las bases que permitieron al judaísmo existir aun sin la presencia del Templo de Jerusalem.

Los judíos exiliados en Babilonia subsistieron como tales gracias a la colección de escritos que llevaron consigo y que se transformaron en el núcleo de lo que sería la Torá. Estos escritos les permitieron mantener vivos recuerdos que deseaban y necesitaban mantener.

Pero para lograrlo precisaban leer y releerlos, Surgió entonces el lugar de reunión, la Sinagoga y la práctica de la Lectura de la Torá. Pero la lectura sola no era suficiente, se requería del estudio y de maestros que les instruyesen en él. Maestros que, además pudieran dar respuestas -enmarcadas dentro de la enseñanza (Torá) para los problemas de la vida diaria. Maestros que no sólo pudieran educar sino impartir justicia e indicarles el correcto camino de la aplicación de la Torá.

Como ocurre con todo contacto cultural, durante su estancia allí el saber y la instrucción babilónica fueron infiltrándose en la mente y el pensamiento hebreo, de modo tal, que cuando regresaron a la Tierra Prometida llevaron consigo prácticas litúrgicas, educativas y jurídicas, algunas de las cuales fueron transmitidas a la cristiandad y, a través de la cultura judeo-cristiana, a la civilización en general.

Egipto y el TaNaJ

Egipto y Canaán son vecinos cercanos y, a no dudar, desde tiempos prehistóricos hubo entre ambas zonas un continuo intercambio y comercio. Tanto los documentos egipcios como la Biblia atestiguan la costumbre semita de entrar al Valle del Nilo en busca de pastura para sus animales.

Si bien es cierto no existen documentos egipcios que den testimonio directo de la presencia de Israel o de los hebreos en la nación egipcia, no lo es menos que la tradición bíblica merece crédito, un crédito que debe otorgársele no por el mero  hecho de que sean relatos que aparecen en ella sino porque un tradición como la que narra no puede ser inventada.

En efecto, no se trata de la narración de una epopeya gloriosa que marca el inicio de un pueblo sino del recuerdo ignominioso de una servidumbre en tierra extraña y algo así no puede ser mas que el reflejo de una realidad lejana, pero realidad al fin, que se mantuvo viva por generaciones y que fue transmitida oralmente hasta el momento en que se puso por escrito.


a)      el que los contactos siempre se realizaron en la zona del Delta donde, prácticamente, no se han encontrado documentos oficiales;

b)      el que lo que se conoce sobre Egipto está basado principalmente en textos religiosos grabados en tumbas y templos y son muy pocos los informes especiales que han llegado hasta nosotros;

c)       el que los egipcios normalmente no distinguían a las tribus o pueblos extranjeros o cautivos, men­cionándolos bajo términos generalizados, nunca específicos;

d)      el que los anales egipcios eran siempre positivos y enfatizaban las victorias del faraón. No acostumbraban a mencionar sus derrotas y debilidades a menos que estuviesen referidas a épocas pretéritas.

Los relatos bíblicos que hablan de la estancia de los hebreos en Egipto poseen un rico colorido local que ilustran muy bien las costumbres egipcias. Resulta notorio que quien haya reproducido estos relatos, especialmente los relacionados con José, debió ser alguien que conocía muy bien el país y sus costumbres.


Por otro lado la comparación desde el punto de vista estructural, entre la literatura sapiencial egipcia y la bíblica, permiten encontrar muchas similitudes, las que van mas allá aún , puesto que revelan una sorprendente comunidad de pensamiento y sugieren la presencia egipcia en la Biblia.


Desde el punto de vista religioso siempre está presente la pregunta ¿influyó la herejía atoniana en el monoteísmo hebreo?

Ciertamente que al respecto no se han encontrado indicios duraderos. Akhenaton no inventó formas nuevas, les imprimió si originalidad a la presentación de los elementos. El atonismo era, fundamentalmente, un culto natural que no demandaba más que gratitud y amor por parte del creyente, lo que contrasta con el monoteísmo hebreo y su demanda total al cumplimiento de la Torá, de la enseñanza. Puede decirse que la religión de Israel fue una religión independiente y particular como lo constituye la liberación de Egipto y, desde ese punto de vista, tendría en sus inicios un carácter antiegipcia basado en la creencia de que el Dios de Israel ha derrotado al faraón y a los dioses egipcios.

Pese a lo dicho, si comparamos la literatura egipcia con la hebrea encontramos también la misma similitud estructural a la que hacíamos alusión anteriormente. No obstante, ello no es suficiente como para asumir una conexión directa entre ambos pensamientos religiosos, toda vez que sabemos que en el Medio Oriente Antiguo existió un bagaje cultural común a todos los pueblos que, en mayor o menor medida lo adaptaron a su idiosincrasia, a su forma de ver las cosas y, en ese sentido, el pueblo de Israel les imprimió el sello del Pacto del Caen, donde pactó con un Dios único y celoso que exigía la entrega absoluta, sin reservas y que originó así, en el momento de la aceptación de esa revelación, al monoteísmo ético.

En Canaán  este monoteísmo no estuvo exento del peligro que entrañaba el vivir entre pueblos politeístas. Una vez asentado el pueblo en la Tierra Prometida, y siempre basándose en el texto bíblico, podemos ver que la frase que mas se repite es que el "pueblo hizo lo malo a los ojos del eterno". Esto es, los hebreos estuvieron durante toda sus existencia sometidos a la tensión que implicaba el convivir con pueblos politeístas. Las costumbres de estos pueblos los atraían e incluso comprometían su participación en ellas. No es de extrañar, pues, encontrar en el texto bíblico la mención de las divinidades cananeas como Anat, Astarté, Baal, y Ashera, esta última, incluso, en determinadas épocas históricas estuvo presente en el mismísimo Templo de Jerusalem. Por eso en el texto bíblico encontramos un constante llamado a no confraternizar con los pueblos vecinos para no ser llevados a la idolatría, de mantenerse fieles a la Alianza y de expulsar a los ídolos de todo lugar donde pudieren haber sido puestos por monarcas impíos y gente que se dejó seducir por prácticas paganas. No cabe duda que el monoteísmo hebreo debió abrirse paso dificultosamente en su entorno y fue resultado de un largo proceso en el que las influencias ajenas no estuvieron ausentes.


Porque nada viene de la nada ni brota por generación espontánea, Israel e hijo de su tiempo y de su entorno, lo original es que  con los elementos que tomó de cada una de las culturas con las que interactuó supo dar forma a algo nuevo y original para esa época.