sábado, 14 de mayo de 2016

ISRAEL, YOM HATZMAUT (ISRAEL, DIA DE LA INDEPENDENCIA)



"Sión, ¿no has de preguntar por la paz de tus cautivos, los que buscan tu paz,  el resto de tus elegidos? Del Oeste y del este, del septentrión y del mediodía, la salutación recibe del que está cercano y del alejado..."[1]
 
 
Desde el fondo del alma brota el amor por la tierra de Israel. Sión ocupa el lugar central en el corazón de los judíos y el Sionismo, que no es otra cosa que 'el retorno a Sión', "constituye el fenómeno más fundamental y profundo en la vida judía, cuyas raíces pueden encontrarse en dos temas que acompañan permanentemente la historia judía".
 
"El primero de ellos es la angustia judía, que más que ningún otro argumento representa la prueba de la existencia del pueblo judío en el sentido de 'sufro, luego existo'. El segundo es la atracción ejercida sobre los judíos por la Tierra de Israel, por el Hogar Nacional judío, expresión ésta que vino a caracterizar en tiempos más actuales el lazo histórico-espiritual entre la Tierra y el pueblo de Yisrael, lazo que tal ve no tenga paralelo en toda la historia de la humanidad"[2].
 
 
"Mi corazón está en Oriente mientras yo reside en extremo Occidente ¡Qué alegría me daría poder errar por aquellos lugares donde se descubrió Dios a tus profetas y mensajeros!¡Oh, quien me hiciera  alas  y poder volar allá lejos!. Me llevaría y dejaría allí mi despedazado corazón entre las quebradas peñas de Betar! Me echaría cara abajo sobre tu tierra y me gozaría en tus piedras y besaría tu polvo...![3]
 
 
Henchido de amor es el canto de esperanza por la redención de Israel, por la vuelta a la tierra. Y es que, "después que el pueblo de Israel fuera expulsado de la tierra que le fuera destinada, continuó existiendo por espacio de casi dos mil años gracias a la fe en su reasentamiento, en la realidad de su destino, en la realización de su ideal. La conexión interna con su tierra y la fe en el renacimiento de su unidad con ella, constituye una fuente permanente de vigor para el rejuvenecimiento del pueblo que vivió en condiciones que ciertamente hubieran conducido a la desintegración de cualquier otro pueblo".
 
Hace casi un siglo, escribía Theodor Herzl a sus hermanos judíos:
 
 
"No os traigo una nueva idea, sino una bien antigua. Sí, se trata de una idea universal y en ello radica su fuerza, y esa idea es tan antigua como nuestro pueblo que jamás ha cesado, inclusive en épocas de más amargo sufrimiento, de meditar sobre ella: La idea es el establecimiento del pueblo judío"[4]
 
 
"El Sionismo es el retorno de los judíos al judaísmo aún antes de su regreso al país de los judíos".  Fueron las palabras que Herzl pronunció en la apertura del Primer Congreso Sionista celebrado en Basilea en 1897. Cuando las dijo, Herzl estaba total y absolutamente convencido de la veracidad de sus palabras.
 
¡Cuán ciertas y proféticas fueron sus predicciones!
 
Así está escrito en el Libro Segundo de Samuel:
 
Vesamti makom leamí, unetativ, veshajan tajtav, velo irgaz od, velo iosfu benei avlá, caasher barishoná.
Yo fijaré lugar a mi pueblo Yisrael, Yo lo plantaré para que habite su lugar y nunca más sea removido, ni los inicuos le aflijan más, como antes.
 
 
Para Martín Buber el estado judío que debería surgir o resurgir merced a la idea sionista, debería ser "no un Estado de judíos sino un verdadero Estado Judío. Y no existe otro verdadero Estado Judío -señalaba- sino aquél en el que imperen las reglas de La Ley de Moisés concernientes a la igualdad... y en el que la justicia social tal como la predican los profetas sea realizada..."
 
 
Ze hayom she asá Adonay, naguila venismejá bó
Este es el día que hizo HaShem, nos gozaremos y alegraremos en él.
 
 
Theodor Herzl, en su visión profética, había dicho "Si lo queréis no será una leyenda". Y no lo fue:
 
 
"Eretz Yisrael fue la cuna del Pueblo Judío. Aquí se forjó su personalidad espiritual, religiosa y nacional; aquí vivió como pueblo libre y soberano; aquí creó una cultura con valores nacionales y universales y legó al mundo entero el imperecedero Libro de los Libros.
Luego de haber sido desterrado de su patria por la fuerza, el pueblo judío guardó fidelidad en todos los países de su Diospersión y no cesó jamás de rogar por el retorno a su país y de confiar en restablecer en él su independencia nacional...
El pueblo judío tiene derecho natural de llevar, como todos los demás pueblos, una vida independiente en su Estado soberano.
Por consiguiente, nosotros, miembros del Consejo del Pueblo, y representantes de la población judía en Eretz Yisrael y del Movimiento Sionista, nos hemos reunido el día del cese del Mandato Británico sobre Eretz Yisrael, y en virtud de nuestro derecho natural e histórico y en base a la Resolución de las Naciones Unidas, proclamamos la fundación de un Estado Judío en Eretz Yisrael, el Estado de Israel..."[5]
 
 
Theodor Herzl había confesado:
 
"Mis sueños son eternos, porque otros los soñarán cuando yo no esté".
 
Y su sueño, nuestro sueño, se cumplió: el anhelo sionista se hizo realidad y en la víspera del sábado 5 de iyar, 14 de mayo de 1948, en Eretz Yisrael surgió el Estado de Yisrael, nuestro Estado.
 
 
Barúj atá HaShem Elohéinu Mélej haolám she-hejeyánu vekimanu vehiguianu lazmán hazé.
Bendito sea quien nos mantuvo vivos y nos hizo llegar a la época actual
 
 
 
En Bandeja de Plata
porNatan Alterman
 
"No se le concede un Estado a un Pueblo en bandeja de plata"
     (Jaim Weizmann)
 
La tierra calla, los cielos arrebolados se oscurecen lentamente
sobre fronteras humeantes.
Una nación - con el corazón desgarrado más respirando...
está recibiendo un milagro,
único que no tiene par...
 
Se está preparando para la ceremonia - hizo frente al cerco
y le pudo, con anticipación - cubriéndose de fiesta y temor-
Entonces, salieron al frente
una muchacha y un joven.
Lentamente avanzaron hasta ponerse frente a la nación.
 
Sucios y de uniformes, en pesados zapatos
por la senda suben
caminando en silencio.
No alcanzaron a cambiarse de ropas,  ni se han lavado
los restos del cansancio de un día y una noche en la línea de fuego.
 
Cansados hasta lo indescriptible, absteniéndose del descanso,
difunden gotas de juventud hebrea...
Ambos, parados e inmóviles,
están sin movimiento
y no dan señales de si son seres vivientes o estatuas.
 
Entonces, la nación bañada en lágrimas y encanto, habló
y preguntó: ¿Quiénes son ustedes?, y ambos, con calma
respondieron: Somos la bandeja de plata
sobre la que se concedió el Estado Judío.
Diciendo ésto cayeron a sus pies, cubiertos por la sombra...
 El resto se relata en los libros de historia de Israel.


[1] Yehudá Halevi. La Gran Siónida.
[2] L. Pinsker Autoemancipación.
[3] Yehudá Haleví La Gran Siónida.
[4] Theodor Herzl. Obras completas.
[5] Declaración de la Independencia de Israel.

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